Desde un punto de vista fiscal, debido a la alta inflación a los contribuyentes la vida se les encarece a través del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Así lo afirma el integrante de la Comisión Técnica de Seguridad Social del Colegio de Contadores Públicos de México, Rolando Silva.

Para los asalariados, las deducciones de gastos personales en sus declaraciones anuales del ISR podrán incrementarse, debido al ajuste de la Unidad de Medida y Actualización (UMA), que se utiliza para determinar el límite de las deducciones, con base en la inflación, explica el especialista.

Actualmente, las deducciones de gastos personales a las que tienen derecho los pagadores de impuestos están topadas a cinco UMAs o 15% del ingreso.

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Eso beneficiará a los contribuyentes, pero se verá contrarrestado con el impacto inmediato como consumidores al pagar el IVA o el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), señala.

Como ejemplo, Rolando Silva refiere que si antes de la actual escalada inflacionaria un producto costaba 10 pesos se pagaba 1.16 pesos por 16% de IVA, pero ahora son 1.80 pesos.

“No es que suba el impuesto, sino la base gravable, porque el cálculo se hace sobre el valor del precio, igual que el IEPS”, explica.

Eso es lo que pasa cuando sube la inflación, hay una pérdida en el poder adquisitivo, pondera.

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Para 2023, el contador anticipa que, de seguir la escalada inflacionaria, podría ser un año más barato en cuanto al ISR, porque podrían incrementarse más las deducciones de impuestos, pero seguirá caro por el IVA que grava el consumo.

Silva advierte que el panorama no se ve halagador porque siempre que hay un aumento en precios, como ahora, que no se veía en años, difícilmente vuelven al nivel que tenían antes.

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