La construcción de un estadio o arena detona el desarrollo inmobiliario a su alrededor, pues junto con él llegan nuevos centros comerciales, hoteles, restaurantes y, en ocasiones, hasta vivienda, según la firma Newmark Knight Frank (NKF).
Actualmente hay 12 estadios en construcción o ampliación en el país: el estadio de beisbol Teodoro Mariscal de los Venados en Mazatlán, Sinaloa; la remodelación del de futbol Banorte de Los Dorados, en Culiacán, Sinaloa; el de futbol Pacífico FC, en Mazatlán, Sinaloa; el de La Ola de Gavilanes, en Matamoros, Tamaulipas; la ampliación del estadio Caliente de Xolos de Tijuana, y el de futbol Francisco Villa de Mineros, en Zacatecas.
También el de beisbol de los Algodoneros, en San Luis Río Colorado, y el estadio de futbol Tlauicole de Coyotes, en Tlaxcala, entre otros. Figura además en la lista el de eSports, el primero en la industria de videojuegos, en Plaza Artz Pedregal, Ciudad de México.
NKF explicó que los estadios se construyen donde haya tierra disponible, por lo que generalmente están alejados de la ciudad, o en zonas poco pobladas, o en algún lugar suburbano.
Como resultado, los desarrolladores inmobiliarios compiten por identificar las propiedades o tierra disponible para crear destinos de entretenimiento para antes y después de asistir a partidos y conciertos.
“Para que un estadio sea exitoso debe impulsar zonas de servicios como hoteles, restaurantes, centros comerciales y de entretenimiento para antes y después del juego, así como inmuebles habitacionales a poca distancia”, dijo Pedro Delgado Beltrán, director de Hospitality de Newmark Knight Frank.