El gran problema estructural de la banca de desarrollo es que puede prestarse a objetivos políticos, advirtió el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
“Tenemos el caso del Banco del Bienestar, que se busca que atienda a clientelas electorales, es un mero dispersor de programas sociales”, dijo el director del sector financiero del CEEY, Enrique Díaz Infante.
Por lo que en este sexenio nos ha quedado a deber en función de que no cumple con su función contracíclica como se necesitó en la crisis sanitaria, señaló.
En entrevista con EL UNIVERSAL, a propósito de los resultados negativos que arrojó el conjunto de la banca de desarrollo en 2022, con lo cual acumuló tres años de números negativos por 3 mil 989 millones de pesos, manifestó su preocupación por que se incumple con el rol para la que fue creada.
“Ha quedado a deber; es importante cuidar los índices de capitalización y los de morosidad y dar apoyos a proyectos viables, pero también de alguna manera para que haya movilidad social”, enfatizó.
Dijo que, si bien hay acciones para una mayor inclusión financiera y combate a la pobreza, lo que se está haciendo con el Banco del Bienestar es dispersar programas sociales, y para ello, no se necesita un banco sino hacerlo a través de una dependencia.
Señaló que en general la banca de desarrollo no está tan mal, según los datos más recientes sobre sus índices de morosidad, incluso el Banco del Bienestar tiene buenas cifras porque lo sanearon debido a que estructuralmente es un “desastre”, debido a que su cartera vencida llegó a estar en 19%. Indicó que de cada cinco pesos que prestaba, dos eran recuperados.
En tanto, el resto de la banca de desarrollo no está mal, pero no ha ayudado a los segmentos que lo necesitan, acusó.
Recordó que la banca de desarrollo fue creada con el objetivo de atender las fallas de mercado, en aquellos segmentos que no ve la banca comercial.
Por ejemplo, pequeñas empresas con Nacional Financiera, rural con FinRural y Fira, e infraestructura con Banobras.
Es decir, debe estar en donde no es redituable y es riesgoso para la banca privada, explicó.
Por eso dijo que las pérdidas no es del todo malo dependiendo del sector al que atienden pues algunos son importantes para el Estado y la banca comercial no los atiende.
“Muchas veces evaluar a la banca de desarrollo a partir de pérdidas o ganancias, pudiera ser engañoso, porque no cumpliría su rol para atender a los sectores olvidados por la banca comercial”, estableció.
Enfatizó que en segmentos no redituables pudiera incurrir en pérdidas. Pero también debe tener un rol contracíclico, pues en momentos de crisis debe intervenir y detonar el crédito.
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