La recuperación de los principales motores de la economía avanzó durante el año pasado luego del rebote de 2021, a pesar de las perspectivas de un menor crecimiento y alta inflación.

La inversión fija bruta registró un crecimiento anual de 6.0% en 2022 con base en cifras originales, después del repunte de 10.5% observado en 2021 posterior a la pandemia, revelan los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Pese a ello, la inversión física se mantiene 3.6% por debajo del nivel alcanzado en 2019, previo a la crisis sanitaria, y 8.5% menor a su máximo alcanzado en 2018.

El crecimiento del año pasado se debió al dinamismo en los dos principales componentes de la inversión física, es decir la adquisición de maquinaria y equipo, así como la construcción.

La inversión en construcción registró un incremento de 1.1% en 2022. Mientras la residencial observó un retroceso de 4.4%, la no residencial creció 6.2%, impulsada por un aumento en la demanda inmobiliaria industrial, que ha permitido que se retomaran proyectos nuevos o anteriormente frenados.

Cabe destacar que la construcción es el segmento más rezagado de la inversión física, al ubicarse todavía 10% por debajo del nivel alcanzado en 2019, antes de la crisis generada por la pandemia.

Por su parte, la inversión en maquinaria y equipo reportó un avance anual de 12.4% el año pasado. A su interior, la compra de material de origen nacional creció 7.3%, destacando la adquisición de equipo de transporte, con un aumento de 9.6%.

En 2022 avanzó recuperación de la inversión y el consumo
En 2022 avanzó recuperación de la inversión y el consumo

Resiliencia del consumo

Por su parte, el Indicador Mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior reportó un crecimiento anual de 6.5% durante el año pasado, el mejor desde 2000, descontando 2021, cuando se observó el efecto rebote tras la crisis pandémica.

Pese a la alta inflación reportada el año pasado, el consumo privado interno logró recuperarse de ese impacto, al ubicarse 2.8% por arriba del nivel observado en 2019.

El consumo de bienes y servicios nacionales registró un avance anual de 5.6% en 2022. A su interior, el consumo de bienes aumentó 2.4%, mientras que la demanda de servicios repuntó 8.8%.

Por su parte, el consumo de bienes importados reportó un incremento de 13.5%, la segunda tasa anual más alta de la que se tenga registro. Resultado de ello, este indicador se mantiene 20.9% por arriba del nivel alcanzado antes de la crisis sanitaria.

Por todo lo anterior, la visión de los especialistas de Banorte sobre ambos sectores se mantiene constructiva, con los dos siendo motores relevantes para la actividad en el presente año.

“Mientras que el consumo se mantiene como clave para la resiliencia en el corto plazo, creemos que la inversión, particularmente la relacionada al nearshoring, será bastante relevante para la trayectoria de la economía mexicana en el mediano plazo”, agregaron.

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