La falta de institucionalización —es decir, de estructura organizacional y planeación estratégica— hizo a las empresas familiares más vulnerables ante la crisis generada por la pandemia, advirtió María Fonseca Paredes, directora del Instituto de Familias Empresarias del Tec de Monterrey.
En su opinión, existe poca cultura hacia la institucionalización, de acuerdo con un estudio del organismo, con base en una encuesta a 300 negocios familiares de América Latina y de los cuales 80% tiene su sede en México.
El ejercicio mostró que sólo 43% de las unidades consultadas cuentan con un consejo de administración, 31% tienen un consejo de familia y 36% formaron un comité anticrisis.
“Las que estaban bien plantadas desde el punto de vista financiero y de sus modelos de negocio, y que tenían instituidos sus consejos de familia y comité de crisis, han podido tomar decisiones más rápidas y sobrevivir”, destacó Fonseca Paredes en entrevista con EL UNIVERSAL.
Explicó que las empresas familiares son aquellas en que la propiedad y la gestión está conformada por al menos dos miembros de la familia. Su principal característica es su intención de pasar de una generación a otra, es decir, de permanecer con una visión de largo plazo, y se estima que representan la mitad de las unidades que existen en el país.
Además, 35% de las empresas encuestadas reportaron que están en la primera generación (en manos del fundador), con edad promedio de 24 años, mientras que 40% pertenecen a la segunda generación, y 20% más allá del tercer relevo generacional.
Los procesos de institucionalización llevan a toda empresa al establecimiento de mecanismos de planeación estratégica con objetivos de corto y largo plazos del negocio y de su sostenibilidad, así como de la estructura organizacional y de gobernanza para lograr trascender.
Entre los desafíos a vencer, la especialista resaltó que las empresas han accedido a identificar nuevas oportunidades para responder al mercado de manera rápida, con nuevos productos y servicios, pero también es cierto que, para muchos, la pandemia representó reducir su fuerza laboral y hubo quienes cerraron.
Entre las respuestas que dieron las empresas a la parálisis que generó la aparición del Covid-19, el estudio destaca que contar con un liderazgo ágil y responsable, así como tener eficiencia financiera y operativa, fueron factores que permitieron salir adelante.
Sin embargo, Fonseca Paredes advirtió que hubo dos grandes prioridades por encima de las diferentes alternativas que tuvieron líderes de estas empresas.
La primera fue preservar la sustentabilidad financiera, es decir, tener cierto flujo, no tener que endeudarse o, en un momento dado, tomar decisiones para que el endeudamiento permitiera continuar operando un tiempo.
La segunda prioridad fue mantener el prestigio y la comunicación con el mercado, es decir, que la empresa esté presente y siga siendo relevante.