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"Es súper difícil hablar de tecnología siendo mujer", dice Barbarita Lara, ingeniera informática y una de las personas que construyen "las tecnologías del futuro", según la revista más antigua del mundo en esta área: la "MIT Technology Review".
"Siempre buscan a los hombres para preguntar por los detalles técnicos. Creen que una está ahí sólo para vender la idea. Yo soy orgullosa ingeniera civil informática, y entiendo todo lo que pasa en mi sistema porque soy una de sus inventoras", dice Lara a BBC Mundo.
Su programa se llama SIE("Sistema de Información de Emergencia") y apuesta a enviar mensajes de emergencia tras un desastre a través de ondas de radio.
¿La clave? El SIE se instala como aplicación en el smartphone y funciona incluso si no hay redes móviles ni internet.
Es un sistema nacido de la experiencia chilena tras el terremoto y tsunami del 2010, cuando el prolongado corte de energía tras el temblor agotó los sistemas auxiliares de datacenter y proveedores de internet, también las baterías de respaldo de las colapsadas antenas móviles.
"En las charlas que doy explico lo impactante que fue sentirnos aislados tras el terremoto", dice Lara.
"En 2010 yo estaba en la casa de mis papás con mi hijo de cuatro años. Mi esposo se había quedado en nuestro departamento, en un noveno piso. Yo intentaba comunicarme con él, por audio, por texto, por mail, y no podía. Quería ir a buscarlo, pero no podía salir de la casa", recuerda.
"Yo trato de transmitir esa sensación de impotencia tras un desastre", explica.
Como Zuckerberg y Page
Barbarita Lara es la primera chilena que integra la lista de innovadores menores de 35 años, donde alguna vez figuraron Mark Zuckerberg o Larry Page.
El propósito del listado es "dar una idea del futuro y de la gente que lo está construyendo". Y como señal de los tiempos, por primera vez en sus 18 años de historia,hay más mujeres que hombres en el grupo.
"Me da rabia ir a presentar mi sistema y que no te pesquen porque eres mujer y empiecen a preguntar por el hombre experto", dice Lara sobre su experiencia buscando financiamiento en Chile para el SIE y su empresa, Enercon.
"Estamos en otros tiempos. Las mujeres podemos. Yo soy la CEO de la empresa, soy la que negocia, la que se toma los whiskies y la que cierra los negocios", afirma.
"¿Dónde está su esposo? Mejor le damos a él la cuenta corriente", recuerda que le proponían en los bancos. "
Me decían que si estaba casada era mejor que tuviera una cuenta como cónyuge. Ese es un pensamiento súper machista y retrógrado donde el hombre es el proveedor y la mujer solo saca cuenta como cónyuge, como si no pudiera ser independiente".
Autodidacta y "treinteañera"
Lara también es directora regional en Chile de la ONG internacional "Girls in Tech", fundada el 2007 en Silicon Valley para visibilizar a las mujeres en tecnología.
Un tipo de institución que no existía cuando ella daba sus primeros pasos en la informática al extremo sur del continente, en la base naval de Puerto Williams, a cuatro horas de vuelo de la Antártica.
"Yo fui autodidacta. Vivía en la isla más austral del mundo. Mi papá era criptólogo de la Armada y me compró un computador multimedia. Yo lo desarmaba y lo echaba a perder, intentando comprender este mundo. Y él tenía que llamar para que lo arreglaran. A los 8 años le dije que nunca más tendría que llamar a nadie", recuerda Lara.
La primera vez que desmontó un computador, cuenta, se demoró tres días en volver a echarlo a andar.
"La satisfacción personal fue increíble. Y en ese momento pensé que tenía que vivir esa sensación todos los días".
A los 12 años ya se ofrecía para arreglar ordenadores, cuenta.
"Trabajé gratis un año, para aprender. Y aunque entonces no me daba cuenta, ahora lo puedo ver: yo era una niña emprendedora, porque sabía que ese tiempo y esos trabajos eran una inversión".
Tras dos décadas de experiencia, Lara dice que ha visto "un cambio potente en las niñas, están interesadas en innovar, hacer cosas nuevas y buenas. Es bonito ver cómo el acceso a internet promueve el empoderamiento femenino y nos da herramientas para emprender y ser independientes, incluso desde la casa".
Habla con admiración de los "hub" de innovación en ciudades como Boston o la Universidad de Glasgow, que visitó hace un tiempo. Y aunque valora los esfuerzos en la región, cree que Latinoamérica "en general, es una cultura machista gigante. Se ve en Colombia, en México; las mujeres no están asociadas a ingeniería, ciencia ni tecnología. En Chile se está avanzando, pero no logramos salir del 22% de mujeres en esta área. Hay interés, pero faltan recursos".
Nueva generación
También hay un elemento generacional que valora. Barbarita Lara nació en 1986.
"Nosotros los treinteañeros, que vivimos el antes y el después de la masificación informática, tenemos la potencia de combinar lo que nos faltó con lo que existe para crear cosas innovadoras. Podemos valorar lo digitalizado que está el mundo ahora, porque recordamos qué pasaba cuando internet no estaba. Y nos damos cuenta de lo que se puede hacer combinando lo análogo con lo digital", explica.
Mientras prepara sus maletas para viajar al MIT, donde los innovadores seleccionados se reunirán en una conferencia, Lara cuenta que también trabaja en un proyecto para capacitar a profesores para enseñar a los estudiantes a programar a través de los micro computadores del proyecto Micro Bit, desarrollado por una ONG británica y BBC.
Es solo uno de los varios proyectos que ocupan su tiempo.
"¡Me he tenido que clonar para estar en todas partes!... Creo que de alguna forma me transformé en una especie de referente en innovación, tecnología y emprendimiento. Y es lo que siempre busqué. Siento que tengo un mundo de oportunidades, pero yo creo en convertir a Chile en un polo tecnológico. Si me quedo aquí, va a ser para lograr grandes cosas", dice.
La primera semana de septiembre, Lara realizó la primera prueba real del SIE, utilizando las instalaciones de la radio de la Universidad Santa María en Valparaíso. Junto a su equipo y su familia se instalaron en distintos puntos y recibieron los primeros mensajes del SIE: grupos de palabras al azar a partir de un diccionario en español.
"Probar mi tecnología en una radio real fue súper fuerte: toda la teoría que tenía en mi cabeza la hice realidad. Mi papá estaba ahí y cuando recibió el mensaje estábamos casi llorando", cuenta.
Ahora, Lara espera que las conversaciones con autoridades de comunicaciones y empresas de radiofonía y telefonía prosperen para hacer de su idea no sólo un proyecto premiado, sino una realidad.
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