Nadie pone en duda el valor de la educación. Existe un consenso generalizado de que a mayor y mejor educación, más posibilidades de acceder a un mejor futuro. Hay amplia coincidencia también en que todos los padres de familia quisiéramos brindarles a nuestros hijos las mejores oportunidades educativas, que vayan a la universidad e incluso que estudien un posgrado. Sin embargo, este trayecto tiene implicaciones financieras importantes, pues los costos de la educación, y particularmente del nivel superior, pueden ser muy elevados.

De acuerdo con el Reporte el Valor de la Educación, cimientos para el futuro, elaborado por HSBC, con el objetivo de identificar tendencias educativas globales en 15 países, entre ellos México, los padres de familia tienen las más altas expectativas sobre la educación superior de sus hijos y sus futuras carreras, y asumen la mayor parte de la responsabilidad financiera de esta etapa, pues 89% afirma estar financiando la carrera de sus hijos. El estudio revela que a pesar de que para muchos padres es difícil cubrir los gastos para que sus hijos ingresen a la educación superior, un muy alto porcentaje (74%) afirma estar dispuesto a pedir un crédito para lograr este fin, y casi un tercio establece que la educación de sus hijos es el compromiso financiero que menos sacrificarían.

Un dato particularmente inquietante del estudio y en el que debiéramos poner atención es el hecho de que de los 15 países encuestados, México es el país en donde los padres son los menos propensos a tener ahorros preparados para la educación de sus hijos.

Tenemos una gran disposición para pagar los gastos educativos, pero casi nula planeación para lograrla pues únicamente 39% reporta contar con ahorros para este fin, en contraste con la media de 67%. En este sentido, resulta importante sensibilizar a la población sobre la importancia de fortalecer la planeación de las finanzas familiares para poder hacer frente a los gastos educativos de los hijos y que los padres comprendan la importancia de hacerlo con tiempo. Existen seguros y productos financieros para educación que pueden ser una herramienta muy útil para garantizar los recursos suficientes cuando sea necesario.

Este dato nos indica también el hecho de que es necesario impulsar mayores fuentes de financiamiento para la educación superior, pues los compromisos financieros para muchas familias son muy costosos y con frecuencia, inviables. Es necesario en primer lugar incrementar las becas. Asimismo, se debe ampliar el otorgamiento de créditos y programas de financiamiento de colegiaturas tanto por parte de las instituciones educativas como de las instituciones financieras, con condiciones adecuadas para que puedan representar una alternativa viable para el estudiante y su familia.

Finalmente, para poder ofrecer mayores espacios en las universidades a costos más accesibles se deben explorar nuevos mecanismos de financiamiento como las Asociaciones Público-Privadas (APPs). Esta modalidad de inversión permite a los gobiernos mejorar el suministro de servicios públicos a través de una mayor eficiencia operativa, la construcción u operación de proyectos en menos tiempo, la reducción de costos, la distribución de riesgos con el sector privado y mayor certidumbre en el presupuesto de proyectos.

Utilizar este esquema para el sector educativo, mediante el establecimiento de contratos de prestación de servicios educativos a largo plazo entre el gobierno federal y las instituciones educativas privadas que demuestren cumplir con estándares de calidad y que puedan ofrecer el servicio a un costo menor del que representa para el gobierno, podría contribuir a ampliar la oferta de educación superior de forma eficiente.

Presidente y director general de Laureate
México y de UVM. Twitter: @LuisEDuran2

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