El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) cumple tres años de su entrada en vigor con fallos de paneles sin cumplir, conflictos que llevan meses y disputas comerciales que se mezclan con temas políticos, opinaron expertos consultados por EL UNIVERSAL.
Desde la puesta en marcha del T-MEC se han abierto al menos 17 disputas comerciales. De este total, 11 casos se fundamentan en el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida.
Hay tres casos que son los más sonados contra México y tienen que ver con la política energética, maíz transgénico y la vaquita marina, los cuales han alcanzado la etapa de consultas. Tres más llegaron a paneles y se trata de las reglas de origen automotriz, lácteos y madera blanda.
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En opinión de José Medina Mora, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), es importante que se apliquen los mecanismos de diferencias que plantea el tratado, con el objetivo de resolver las consultas contra México, particularmente en la política energética y la prohibición al maíz transgénico.
Destacó que en enero se hizo público el fallo del panel que resolvió las diferencias de interpretación entre los socios en torno a las reglas de origen del sector automotriz, cuya victoria fue para México y Canadá sobre Estados Unidos, pero a casi medio año sigue sin implementarse.
El reto es que “lo que se acuerde se implemente (...) Lo que toca es que si hay un panel internacional se implemente la resolución y eso es a lo que los organismos internacionales damos seguimiento para que así sea”.
El T-MEC genera un flujo comercial por cerca de 3 millones de dólares cada minuto, de acuerdo con información del Banco de México (Banxico).
Sin embargo, el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora de Exportación (Index) señaló que para sacar ventaja de ello “la clave es subir los temas que se requieren para proteger y fomentar las inversiones”, principalmente ahora que llegan capitales por el nearshoring.
El presidente del Index, Luis Hernández, expuso que hay 36 mil 58 empresas con inversión derivada del T-MEC, puesto que ocho de cada 10 productos y servicios de exportación se venden en la región gracias al tratado.
El T-MEC entró en vigor el 1 de julio de 2020, cuando Donald Trump era presidente de Estados Unidos. El tratado ordena evaluaciones integrales cada seis años, es decir, la primera revisión será en 2026.
Juan Carlos Baker, quien fue subsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora T-MEC, consideró que hay motivos para celebrar el acuerdo, pero “hay que fortalecer las instituciones del tratado y asegurarnos que los paneles se cumplan y que la revisión de 2026 sea con un tono propositivo”.
Coincidió en que hay fallos de paneles sin cumplirse, no solamente en reglas de origen, sino también en lácteos y madera blanda. “Existen muchos retos porque hay resoluciones de paneles que ya están listas y que no se implementan”, declaró.
Subrayó que “hay muchos temas que se han señalado como violatorios del acuerdo, pero que haya controversias por sí mismo no debería ser preocupante.
“A mí lo que me preocupa es que los mecanismos que tiene el tratado parece que no están siendo lo suficientemente ágiles para evitar que los problemas surjan y se solucionen de manera rápida y adecuada”.
El exnegociador del capítulo ambiental del TLCAN, Jorge Molina, indicó que el acuerdo “ofrece a México la oportunidad de usar a la economía más grande del mundo como motor auxiliar del mercado mexicano, beneficiarse de la tecnología y know-how de las empresas de EU, las cuales confían en el sector privado mexicano”.
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No obstante, el “descuido en el cumplimiento de las obligaciones, tanto por parte de México como de Estados Unidos, quita legitimidad tanto al mecanismo de solución de controversias del T-MEC, como al tratado en general y al papel que juegan los responsables por parte de cada uno de los tres países”.
En su opinión, hay que tener presente que viene la revisión en 2026 y “en lugar de un comercio administrado, tiene que haber un libre comercio”. Además, hay “mucho que hacer para que se solucionen e implementen rápidamente los fallos de las numerosas disputas. De lo contrario, si no hay consecuencias por no cumplir el tratado, éste perderá vigencia y legitimidad”.
Para Molina, la proximidad de las elecciones para la presidencia en Estados Unidos abre “una puerta para que asociaciones comerciales en ese país soliciten o impongan unilateralmente restricciones a productos mexicanos, sobre todo dirigidas hacia productos agropecuarios que no se resolverían hasta 2025”.
México cambia reglas y leyes que perjudican al sector privado, pero debe entender que “la adecuada implementación del TMEC es el aval principal del gobierno mexicano para cualquier empresa que quiera invertir en nuestro territorio”, señaló el especialista en comercio internacional.