La economía mexicana tuvo un crecimiento ligeramente mayor a lo previsto al inicio del año, gracias al dinamismo de los servicios y la industria, pero analistas reconocen que predominan los riesgos a la baja en este año.
Lo anterior, sobre todo por las disrupciones a causa de confinamientos en China por el Covid-19, la guerra entre Ucrania y Rusia, la elevada inflación y el endurecimiento de la política monetaria.
El Producto Interno Bruto (PIB) de México creció 1% entre enero y marzo de 2022 en términos reales con relación al trimestre anterior, tasa mayor a la de 0.9% informada previamente por el Inegi.
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En tanto, en marzo el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) reportó un crecimiento mensual de 0.3%, lo que significó un rebote luego de la ligera caída de 0.1% de un mes antes.
Pese a ello, la actividad productiva del país sigue por debajo de los niveles previos a la pandemia y se estima difícil su recuperación en lo que resta de 2022.
“El PIB llegó a su nivel máximo en el tercer trimestre de 2018. Con la cifra del PIB que dio a conocer ahora el Inegi para el primer trimestre de 2022, la actividad económica todavía se ubica -3.46% por debajo de ese máximo”, comentó el subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, en su cuenta de Twitter.
“El crecimiento del PIB del primer trimestre fue 1.0%. Si crecemos al 1.0% en cada uno de los siguientes trimestres, el crecimiento de 2022 sería 2.8%”, agregó. Sin embargo, de acuerdo con proyecciones de especialistas, parece difícil lograr ese nivel de expansión en un contexto tan incierto como el que vive actualmente la economía global.
El dato del IGAE para marzo muestra que la economía mexicana ha normalizado su desempeño tras el inesperado repunte de finales del año pasado, por lo que será difícil tener crecimientos superiores a 1.0% en los siguientes trimestres, estimó Daniel Arias, analista de Monex.
Por sectores, el PIB industrial reportó un crecimiento trimestral de 1.2%, cifra por arriba de la tasa de 1.1% estimada inicialmente. El sector se vio impulsado por las manufacturas, con un incremento de 1.5% (apoyadas por la demanda externa), y por la minería, que reportó un avance de 2.1%.
Los servicios registraron un crecimiento trimestral de 1.3%, superando el nivel de 1.1% del reporte oportuno, beneficiándose de mejores condiciones sobre el virus a finales del periodo y el impulso de pagos adelantados de programas sociales, apoyando a categorías no esenciales.
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Por el contrario, el PIB agropecuario registró una contracción de 2.0% en los primeros tres meses del año respecto al periodo inmediato anterior. Se trató de una caída mayor que la de -1.9% prevista inicialmente, con la afectación de algunas condiciones climatológicas adversas, entre otros factores.
Ante estos resultados, especialistas de Banorte consideraron en un análisis que la actividad productiva del país avanza. No obstante, los riesgos prevalecen, en especial hacia el segundo trimestre del año, con las condiciones globales deteriorándose.
Esos factores incluyen la guerra en Ucrania, confinamientos en China, mayores tiempos en el transporte marítimo y de entrega, el aumento de los precios al consumidor y al productor, así como restricciones a las exportaciones de alimentos.
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