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El crowdfunding no financiero es parte del espectro que conforma el financiamiento colectivo. Las modalidades de éste fueron las primeras en aparecer; esto es, las destinadas a fines filantrópicos o de recompensa. Bajo esta forma no media renta económica alguna, en contraposición a las financieras peer to peer y las de equity.
Su evolución ha sido dinámica porque la tecnología no sólo ha permitido eficiencias por menores costos de transacción, sino también por un empoderamiento social de las “masas” de decidir qué proyecto fondear y apoyar, ya que el internauta no sólo colabora con recursos, sino que incluso puede involucrarse en la cocreación. Esta modalidad ha sido muy innovadora para poder impulsar a artistas, atletas o bien grupos vulnerables que experimentan algún tipo de contingencia, exclusión o discriminación.
De la evidencia empírica obtenida a través del proyecto “Aceleración del ecosistema de crowdfunding en México para promover el espíritu emprendedor, la innovación y la inclusión económica” operado por más de tres años por el FOMIN/BID y el Centro IDEARSE, en la ejecución de varios proyectos de fondeo colectivo no financieros y los resultados obtenidos se pueden desprender varias lecciones aprendidas.
En general, se puede decir que la delimitación del proyecto y su ejecución son muy importantes en el éxito del mismo. En el crowdfunding de recompensa resulta evidente que para que gente común y corriente pueda donar dinero a “extraños” la legitimidad de la causa es de vital importancia. Aun cuando el proyecto sea propuesto por una causa que pudiera crear cierta simpatía, como lo es equipar a un cuerpo de voluntarios que arriesgan la vida, como lo son los bomberos, por conciudadanos en situación de riesgo, es difícil determinar el valor monetario de aquélla.
Esto porque se vuelve subjetivo qué tan afín se es a ésta, por ello el retorno esperado se convierte en algo importante. Y no valuado en términos económicos necesariamente, ya que el financiamiento colectivo de este tipo no es financiero, como ya se dijo. Es decir, entran en juego factores tan diversos como, por ejemplo, el asegurar un cuerpo de bomberos mejor equipado para seguridad de la comunidad o solidarizarse con un ser indefenso que expone su vida para salvar a otros.
En este sentido, guarda especial relevancia también la forma en que se presenta la propuesta, no solo consiste en el desarrollo de un pitch convincente, sino también de un excelente video, así como la socialización de la recompensa esperada por el involucramiento monetario a la causa. Esta puede ser sencilla: una fotografía, una carta de agradecimiento, un boceto, etcétera, pero debe ser publicitado en la campaña y materializado.
La conformación de la propia red para hacer viral la campaña fue otra lección aprendida. Son precisamente los familiares y amistades los que serán más afines a la causa por tratarse de un ser querido en cuestión. Esta red solidaria puede asociar a sus allegados y hacer crecer la comunidad a fin. Hay algunas plataformas que ya mantienen una comunidad asociada de filántropos, pero son las menos. La creación de esta red y su alcance está muy de lado del beneficiario y la velocidad de la consecución de ésta y su interés por el proyecto o la causa será vital para el éxito de la campaña.
Está muy estudiado que el comienzo de la donación es muy importante para impulsar la campaña; este es uno de los fallos más recurrentes, ya que, si los beneficiados no están muy involucrados, porque nunca realmente hicieron la causa suya, el fracaso estará a la vista. La falta de cohesión de los beneficiarios, a pesar de la necesidad expuesta, es un reflejo de la carencia de capital social.
En este punto es importante resaltar que esta falta de involucramiento coincide con un momento, a nivel global, de gran malestar social y también en el país: por sentimientos negativos por corrupción, impunidad, abuso de poder, entre otros factores prevalecientes en muchos lugares del orbe, donde México no es la excepción y que alejan a las personas de acciones altruistas por el descontento y la confianza.
La forma de ministración de recursos es otro factor que juega en la donación. El tema de ciberseguridad es decisivo para que alguien opte por esta forma de filantropía. La posibilidad de optar por mecanismos menos convencionales que una transferencia electrónica y la opción de tener modos de pago alternativos, como, por ejemplo, a través del centro de conectividad de una tienda de conveniencia, abre mayores posibilidades para la donación.
El crowdfunding no financiero es una excelente vía de inclusión y de creatividad; vale la pena aprender las formas de exponenciarla para hacer de ésta un dínamo social.
Directora del Instituto de Desarrollo
Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac, México Norte
Email: idea@anahuac.mx