El crimen organizado y la inseguridad son obstáculos para el desarrollo económico sostenible, expuso el secretario general de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Manuel Salazar-Xirinachs.

Al presentar el documento La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2024, advirtió que la inseguridad “como parte del clima de inversiones puede llegar a niveles que pueda convertirse en una brecha y un obstáculo estructural para muchos objetivos del desarrollo económico sostenible, no solo para la Inversión Extranjera Directa”.

Explicó que “aunque la percepción de riesgo asociada con la inseguridad puede influir en las decisiones de inversión, son muchos los factores que guían las decisiones para las inversiones globales.

“México no solo cuenta con indicadores macroeconómicos sólidos y tratados con América del Norte, sino también tiene mano de obra calificada y políticas de muchos años de atracción de inversiones”.

Salazar-Xirinachs añadió que Brasil atrae más capital foráneo que México por el tamaño de su población, territorio y Producto Interno Bruto (PIB).

El año pasado, Latinoamérica recibió 184 mil 304 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa, lo que resultó 9.9% menos que el monto captado en 2022, aunque aún se mantiene por encima del promedio de la última década.

“Pese a esto, las entradas de la región representaron 14% del total mundial en 2023, participación que es mayor al promedio de la década de 2010”, dio a conocer la Cepal.

El año pasado, Brasil logró atraer 64 mil 230 millones de dólares, lo que representó casi 14% menos que en 2022; mientras que México captó 30 mil 196 millones, casi 23% por debajo del año anterior.

“Brasil y México dan cuenta de más de 50% del total de la Inversión Extranjera Directa en la región. El resultado explica en buena medida la caída total de la Inversión Extranjera Directa a la región”, dijo el director de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la Cepal, Marco Llinás.

Aunque explicó que México tiene tres entidades donde se concentró 22% del capital entre 2005 y 2021. Se trata de Nuevo León, Guanajuato y Ciudad de México.

Salazar-Xirinachs consideró que los países de Latinoamérica están “sumidos” en tres trampas del desarrollo. La primera es el bajo, volátil, excluyente y poco sostenible crecimiento económico; el segundo, la alta desigualdad y baja movilidad social; y el tercero, las pocas capacidades institucionales y de gobernanza efectiva.

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