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En lo que va de 2017, el abrupto aumento de las gasolinas en enero, el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y los sismos de septiembre, desplomaron en su momento el ánimo de la población mexicana que hace uso de Twitter, dijo Gerardo Leyva, director general adjunto de Investigación del Inegi.

Lo anterior se dedujo a partir de los resultados preliminares de un nuevo producto que el instituto está preparando sobre el Estado de Ánimo de los Tuiteros, cuyo acceso estará disponible en la página en internet del Inegi en noviembre.

A diferencia de censos y encuestas, el instituto trabaja con la información que generan las redes sociales como Twitter para medir el bienestar subjetivo de la población.

“Con la explosión de la información que ha aparecido gracias a la revolución tecnológica, la red y sus derivados, ahora hay otras fuentes de información que nos ofrecen oportunidades interesantes para explorarlas”, dijo Leyva.

Detrás de este proyecto está el concepto de Big Data, que es un enfoque para utilizar y reutilizar la totalidad de un conjunto de información, estructurada o no, pero sin un diseño estadístico original, en una diversidad de fines posibles, normalmente ajenos a las causas que permitieron la generación en primera instancia de ese conjunto de información.

En particular, el tema del ánimo de los tuiteros está relacionado con lo que se ha dado por llamar el Bienestar Subjetivo.

Hay una tendencia a nivel internacional encabezada por la OCDE en la cual se discute cuál es la mejor manera de medir el progreso de las sociedades, y se ha reconocido que el progreso no se puede quedar solamente en el bienestar material, sino también en lo que pasa en el fuero interno de las personas, de cómo están experimentado sus vidas.

En este esfuerzo por conocer el bienestar subjetivo, el Inegi ha hecho junto con otros países esfuerzos para generar encuestas que den respuestas en esta materia.

En este sentido, se bajan todos los tuits que se están generando en el país y una computadora se encarga de clasificarlos de manera automática entre los tuits que tienen una carga anímica positiva y los que tienen una negativa.

Con estos tuits positivos y negativos se elabora un cociente, cuyo resultado se puede evaluar en el tiempo o se puede comparar entre las diferentes entidades. En general se tienen más tuits positivos que negativos, por lo que el cociente es mayor que uno.

El coeficiente va a tener un comportamiento relativamente normal en el tiempo, pero cuando este repunta (carga anímica positiva) o disminuye (carga negativa), significa que algo sucedió que modificó el ánimo de los tuiteros.

El sistema es sensible a eventos como el gasolinazo, el triunfo de Trump o los sismos, cuando la carga anímica negativa de los tuits hizo que el indicador se desplomara, comentó Leyva.

“La idea es tomarle el pulso al ánimo de quien este tuiteando y ver si está más optimista o más pesimista, y con el tiempo vamos a ir aprendiendo a interpretarlo. En el caso de los sismos fue muy evidente como cae el ánimo de los tuiteros”, advirtió el directivo.

En términos generales son jóvenes con cierto nivel económico y educacional, con un conocimiento de las tecnologías de información, es mucho más gente urbana que rural, lo que va acotando el perfil de la población que se considera, dijo Leyva.

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