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La próxima administración debe estimular la inversión pública para impulsar la privada y generar empleos en vez de diseñar programas asistenciales, dijo el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
“Más que diseñar programas asistenciales con un elevado costo para el erario, uno de los objetivos principales de las propuestas presidenciales debe ser el estímulo de la inversión pública, que al ser detonador de la privada, contribuye a mejorar el bienestar de hogares a través de más empleos y mejor remunerados”, informó el organismo en su estudio semanal.
Para los economistas del CEESP, el siguiente sexenio debe fortalecer su estabilidad macroeconómica y el ambiente de negocios para alcanzar objetivos de crecimiento y bienestar.
“Aprovechar el hecho de que México es una de las economías más abiertas del mundo es un factor más que se debe tomar en cuenta, toda vez que los diversos tratados comerciales que ha firmado generan un entorno de certidumbre en el exterior y de certeza jurídica para los flujos de inversión, además de ser una importante vía de entrada de tecnología”, aseguró.
En su Análisis Económico Ejecutivo, los miembros del CEESP dijeron que a pesar del buen desempeño de la actividad nacional hace falta que haya todavía un mayor ritmo de crecimiento y que este se distribuya de mejor manera entre los diferentes sectores, con lo que se revertirán los niveles de pobreza.
Para ello se necesita atraer inversión privada, pero eso no se dará si sigue la inversión pública en niveles bajos. “La inversión pública se ha descuidado que ha caído. Actualmente representa 3% del PIB, uno de los porcentajes más bajos en los últimos 70 años y acumuló ocho años seguidos con variaciones negativas”.
Se requiere revertir la situación anterior para desarrollar proyectos y crear nuevos empleos formales y mejor remunerados.
Por ello, independientemente de qué partido gane las elecciones presidenciales, hay que elevar el crecimiento económico, con la receta que han seguido países como China y Singapur, en donde los gobiernos invirtieron en carreteras, puertos e infraestructura.