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Ante la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a las importaciones de acero (25%) y de aluminio (10%) a partir de la próxima semana, la industria mexicana pidió responder con acciones recíprocas.
El anuncio se da pese al viaje a Washington del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, cuyo propósito era reunirse con autoridades comerciales de Estados Unidos para evitar que estallara un conflicto comercial entre ambos países por el jitomate, el acero y el aluminio.
El sindicato del sector acerero en México advirtió que la medida de la economía más grande del mundo pone en riesgo 560 mil empleos nacionales, además de que aumentarán los precios en el país vecino y meterá ruido a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
El líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria metalmecánica, siderometalúrgica, automotriz y proveedoras de autopartes de la República Mexicana, Tereso Medina, dijo que el amague del gobierno de Trump puede afectar las exportaciones de empresas como DeAcero, VillaAcero, AMHSA, Ternium y Tamsa, así como otras que exportan a Estados Unidos.
De acuerdo con datos de la oficina de estadística de EU que proporcionó el también senador del PRI, las ventas de acero que realizaron las compañías a ese país sumaron 2 mil 634 millones de dólares en 2017.
El líder sindical dijo que la decisión de imponer aranceles a esos dos productos es una “política suicida” y aunque “el presidente tiene altas posibilidades e intención de aplicarlas, esperamos que no lo haga” y que exente a México, pues la mayor afectación será al consumidor final.
Ante esta amenaza, la Cámara Nacional del Hierro y del Acero (Canacero) advirtió que en caso de que México esté incluido, espera que las autoridades del país respondan de forma recíproca e inmediata. Sin embargo, agregó que confían en que el país será excluido de la medida para evitar una guerra comercial.
El coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM, Ignacio Martínez, dijo que además de ser una “fuerte presión” para que México acepte las condiciones en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el país “tendrá fuertes pérdidas y aumentarán los costos de las industrias de autopartes y de construcción”.
Seguridad nacional. El gobierno de Estados Unidos decidió que es necesario aumentar la producción nacional de los dos metales para no depender de las importaciones, por cuestiones de seguridad nacional, por lo que anunció que se gravarán con arancel de 25% a todo el acero de importación y de 10% al aluminio, arancel que puede aplicar para México, aunque si se trata de Brasil, Corea y China, la tarifa sube a 53%.
En su declaración oficial, Chrystia Freeland, ministra de relaciones exteriores de Canadá, dijo que su país “percibe como absolutamente inaceptable cualquier restricción comercial impuesta al acero y al aluminio canadiense.
“Las restricciones perjudicarán a los trabajadores, la industria y los fabricantes en ambos lados de la frontera. La industria del acero y del aluminio está altamente integrada y es compatible con las cadenas de suministro de fabricación críticas en América del Norte”, aseveró.
En Estados Unidos, un estudio del ministerio comercial resolvió que las importaciones de los dos metales “amenazaba con afectar la seguridad nacional”, pues alega que era necesario potenciar la producción interna para tanques y barcos.
La recomendación apuntaba, en el caso del acero, a un arancel global de 24% o acciones en función del país, con un grupo de 12 naciones (entre los que no estaba México) al que le aplicaría un arancel de 53%.
En el aluminio, la recomendación era de un arancel global de 7.7%, o una medida enfocada a cinco países con una tasa de 23.6%.