ruben.migueles@eluniversal.com.mx
Contra lo esperado por analistas del sector privado, la economía mexicana evitó la recesión técnica al reportar un ligero crecimiento el segundo trimestre del año, aunque se encuentra estancada.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó 0.1% en términos reales entre abril y junio de este año, frente al trimestre previo con cifras ajustadas por estacionalidad, cifra que contrasta con el retroceso de 0.2% que reportó en los primeros meses del año.
Con este resultado, la economía mexicana evitó encontrarse en recesión técnica, que se define de manera simple como la caída en el PIB por dos trimestres consecutivos. Aun así, la actividad productiva del país sigue siendo débil.
“El resultado se dio en un entorno en el que prevaleció una fuerte incertidumbre doméstica y externa, así como una serie de choques temporales y el primer año de una nueva administración”, advierte Francisco Flores, analista económico de Banorte.
“La elevada incertidumbre puede extender la atonía en la inversión, junto con una lenta normalización del gasto público.
“Lo anterior seguiría afectando actividades como la construcción, así como la generación de empleo y el consumo, por lo que estimamos un rebote moderado de la actividad en el segundo semestre del año”, agrega Alejandro Saldaña, analista económico de grupo financiero Ve por Más.
Por componentes, las actividades terciarias relacionadas con el comercio, transporte y otros servicios crecieron 0.2% respecto al trimestre inmediato anterior, recuperándose del retroceso reportado en los primeros tres meses del año.
Saldaña estima que lo anterior incidió de manera positiva en una mayor estabilidad en las actividades comerciales, así como en el consumo de los hogares.
Este sector ha resentido el pobre desempeño de actividades como la construcción y la minería.
Finalmente, las actividades agropecuarias registraron una caída de 3.4% durante el segundo trimestre del año, la más fuerte desde el cuarto trimestre de 2011.
Este sector es el que tiene menor peso en el PIB, con una participación de 3.3% del total.
En su comparación anual, la estimación oportuna del Producto Interno Bruto con series desestacionalizadas tuvo un incremento real de 0.4% en el segundo trimestre del año en relación con el trimestre abril-junio de 2018.
Por actividades económicas, el PIB de las agropecuarias creció 1.7% y el de los servicios 1%, en tanto que el de las industriales descendió 1.6% en el mismo periodo.
La economía mexicana continúa enfrentando dos desafíos adicionales: la suspensión de obras en la Ciudad de México, así como la lenta reactivación de proyectos de inversión del sector privado, impactado por la falta de generación de confianza, con efectos adicionales en la demanda agregada y el consumo, destaca Flores.
Hacia adelante y en términos de la demanda agregada, el especialista anticipa una contracción de la inversión y del gasto de gobierno durante 2019, ambos condicionados por ser el primer año de un nuevo gobierno federal.
El lunes pasado, la administración anunció un programa de aceleración del gasto en infraestructura, consumo e inversión.
El especialista de Banorte considera que el gasto gubernamental irá normalizándose de manera gradual, con un mayor impacto positivo en el PIB hacia 2020.
Adicionalmente, se espera que haya una moderación del consumo privado respecto al avance observado en 2018.
En términos generales, Flores afirma que el alto nivel de incertidumbre local está afectando las decisiones de consumidores y empresas. Además, las tensiones comerciales y la moderación del crecimiento global probablemente continúen afectando al país al ser una economía pequeña y abierta al comercio internacional.
Las estimaciones oportunas proporcionadas por el Inegi pueden cambiar respecto a las cifras generadas para el PIB trimestral tradicional, las cuales se publicarán el próximo 23 de agosto de 2019.