Un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, ha estado monitoreando la cantidad de recursos que los gobiernos en 168 países han invertido para enfrentar la pandemia de coronavirus.
Enormes paquetes fiscales de emergencia están inyectando dinero a la economía para mitigar los efectos de una crisis económica global que, según los pronósticos de expertos y organismos internacionales, será la peor desde la Gran Recesión de los años 30.
En estas inéditas circunstancias, el dogma de mantener el equilibrio fiscal y no incurrir en gastos fuera del presupuesto quedó en el pasado, en la medida que los contagios y las muertes se expandieron rápidamente casi a todo los rincones del planeta.
"Es un nivel de gasto extraordinario", le dice a BBC Mundo Ceyhun Elgin, director del Programa de Master en Economía de la Universidad de Columbia, Nueva York.
Hasta ahora, el monto total del gasto fiscal a nivel global se acerca a los US$7,2 billones, equivalente a unos US$1.152 per cápita, según Elgin.
Un promedio global que bordea el 3,7% del Producto Interno Bruto (GDP).
Para poder hacer una comparación sobre el tamaño de los paquetes de rescate, la investigación de Columbia los presenta en relación al PIB de cada país.
Así entonces el primer lugar lo ocupa Japón con un 21% del PIB, seguido por Luxemburgo (20%), y Bélgica (19%).
En el otro extremo, entre los países que -por distintas razones- no han invertido recursos adicionales a los que tenían contemplados en su presupuesto fiscal están Turkmenistán, Yemen, Omán o Argelia.
Sin duda los países más ricos tienen más posibilidades de aumentar su gasto fiscal, pero no es el único factor.
Elgin explica que los países con menos camas de hospital han tenido que desembolsar más recursos, algo que está directamente relacionado con la calidad y la cobertura del sistema de salud de cada país.
El nivel de exposición a la pandemia también juega un rol clave, en la medida que los países con un mayor número de contagios, tienen mayor presión para inyectar más recursos.
Otro elemento relevante es el acceso al crédito o la ayuda internacional, dado que si un país tiene bloqueadas las vías de oxígeno financiero, no tendrá muchas opciones de aumentar su gasto.
Por ejemplo, países como Estados Unidos o Japón no solo son más ricos, sino que además tienen más facilidades para endeudarse, ya que hay más inversores dispuestos a comprar sus bonos.
"Latinoamérica presenta un gasto menor que el promedio a nivel mundial", dice Elgin.
Mientras la región ha gastado cerca de un 2,4% del PIB, el mundo ha desembolsado un 3,7%.
Y en el caso de los países ricos -aquellos con más de US$10.000 per cápita- el gasto fiscal adicional por la emergencia es de 6,7% del PIB.
"En América Latina el sector informal es muy grande. Eso hace que la recaudación de impuestos sea baja y por lo tanto, el tamaño de los paquetes más reducido", apunta el economista.
El país que lidera la lista regional de mayor gasto fiscal frente a la pandemia es Perú (9% del PIB), mientras que en el otro extremo está Nicaragua, con un nivel de gasto igual a cero.
"No hay que confundir el tamaño del paquete con la efectividad", advierte Elgin.
"Lo más importante es cómo se gasta el dinero, el contenido del paquete, no sólo la cantidad de dinero".
"Un paquete más grande no significa un paquete mejor", dice Elgin, agregando que se van a requerir otros estudios que permitan analizar en profundidad los contenidos específicos del gasto fiscal frente a la pandemia.
"¿En qué estás gastando el dinero?, ¿en darle crédito a las empresas pequeñas?, ¿en rescatar a empresas grandes?, ¿en los desempleados?, ¿en los informales?, ¿en los bancos?. Esto es muy importante", dice Elgin.
El seguimiento hecho por el equipo de Columbia incluye el gasto adicional al presupuesto aprobado por los países para este año.
En ese sentido, incluye en sus datos recursos frescos y deja fuera reasignaciones dentro del mismo presupuesto.
Eso podría explicar en parte por qué en otras investigaciones sobre los paquetes económicos para enfrentar la pandemia, los valores son distintos.
Por ejemplo, un análisis hecho por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), "Política y gestión fiscal durante la pandemia y las post-pandemia en América Latina y el Caribe", centrado en los recursos totales anunciados por los gobiernos (incluyendo gasto directo, reasignaciones, préstamos a los bancos y otros factores) arroja que el costo de estos paquetes llega al 4,1% del PIB en Latinoamérica.
Con estos parámetros, Chile ocupa el primer lugar de la lista con un 15,1% del PIB, seguido por Perú (11,1%), y el El Salvador y Colombia con cerca de 8%.
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