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Tras nueve sesiones negociadoras, México trazó la semana del 19 de febrero como nuevo plazo para alcanzar un principio de acuerdo sobre la modernización del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM).

El optimismo de la delegación mexicana quedó reflejado en una invitación a la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, para que visite el país en esa fecha.

“Sentimos que el anuncio de un principio de acuerdo está al alcance”, dijo a EL UNIVERSAL un funcionario mexicano cercano a las negociaciones.

“No vamos a precipitar las cosas, iremos paso a paso (…) La discusión continúa sobre posibles fechas y el contenido de una futura visita de la comisaria Malmström”, expuso una fuente de la Comisión Europea.

Las pláticas iniciadas en mayo de 2016 han llegado a un punto en el que todo indica que los obstáculos sólo podrán ser superados con decisiones a nivel ministerial.

De las 21 mesas negociadoras, seis han concluido y 11 muestran pendientes que eventualmente pueden ser superados a nivel técnico.

Por ejemplo, en el capítulo anticorrupción, propuesto por la UE, queda por resolver el tema de quiénes formarán los paneles de expertos y cómo evaluarán los temas que serán presentados por la iniciativa privada y la sociedad civil.

El capítulo de indicaciones geográficas se ha topado con un muro de concreto. La Comisión Europea demanda derechos exclusivos para 300 productos, que van desde vinos y cervezas, a carnes y quesos.

La comitiva mexicana precisó que no aceptará ningún pacto que perjudique a los propietarios de marcas registradas en el país.

El rubro agrícola sigue mostrando dificultades en acceso a mercados. Los europeos muestran una postura “ofensiva” en lácteos, desde leche hasta mantequilla; en tanto, siguen sin cumplirse las expectativas mexicanas en materia de tequila, mezcal, pollo, espárragos, miel, jugo de naranja, fresas y otros frutos rojos.

Para México resulta clave elevar las cuotas de acceso al mercado europeo ante el riesgo de que se cierre la frontera estadounidense por el eventual colapso del TLCAN.

Protección de las inversiones es otro capítulo contencioso. La Comisión propone un sistema de tribunales (de Primera Instancia y de Apelación) para la solución de diferencias entre inversores y Estados. México muestra inquietud sobre aspectos administrativos, como costos, composición y proceso de selección de los miembros del panel.

El cuarto rubro que exhibe dificultades es compras de gobierno.

La novena ronda, que tiene lugar esta semana en Bruselas, no se concentra en cerrar capítulos, sino en poner en blanco y negro las eventuales alternativas que faciliten una decisión a nivel ministerial.

Los flujos de intercambio han crecido desde la entrada en vigor del TLCUEM el 1 de julio de 2000. El comercio bilateral pasó de 26 mil millones de euros en 2005 a 53.7 mil millones en 2016, de acuerdo con Eurostat. La balanza comercial favorable a los europeos aumentó de 7.6 a 13.9 mil millones de euros.

La participación mexicana en el mercado europeo continúa siendo limitada. Del total de ventas europeas al extranjero en 2016, México fue destino de sólo 1.9%, comparado con el 1.6% de 2005. En el mismo periodo, las importaciones mexicanas concentraron 1.2% de las compras totales europeas, frente a 0.8% de 2005. Las partes tenían previsto concluir las negociaciones en diciembre pasado.

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