Economía

Crecimiento y pobreza, lastres para Veracruz

PIB de entidad avanzó a un promedio de 1% de 2013 a 2016; nacional fue de 2.5%; la deuda, otro reto del estado, representó 154.5% del total de sus participaciones

14/06/2018 |04:05
Rubén Migueles
Reportero de la sección CarteraVer perfil

ruben.migueles@eluniversal.com.mx

El desplome de la producción petrolera en el país ha afectado la actividad económica de Veracruz, profundizando problemas como el de la pobreza, así como el lastre de una elevada deuda pública, son algunos de los factores que limitarán el margen de maniobra del nuevo gobierno de la entidad que será electo el próximo 1 de julio.

La economía de Veracruz es la quinta más importante entre las entidades del país, al contribuir con 4.8% del Producto Interno Bruto (PIB), siendo sus sectores más relevantes la industria, energía, turismo, comercio y agronegocios, además de contar con más de 700 kilómetros de costa, con tres puertos de altura (Veracruz, Tuxpan y Coatzacoalcos), claves para el comercio exterior.

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De 2013 a 2016 el crecimiento promedio anual de la economía veracruzana fue de apenas 1%, tasa inferior a la media nacional, que se ubicó en 2.5%. Esta desaceleración se profundizó el año pasado cuando la actividad productiva de la entidad registró una caída de 1.3%, contra un crecimiento de 2% en el país.

Aunque la producción agropecuaria y los servicios registraron avances en 2017, no fueron suficientes para compensar la caída de 8.6% de la industria. Este resultado se atribuye al desplome de más de 9% de la producción de petróleo en la entidad.

También la industria de la construcción se vio severamente afectada por menor obra privada: el sector de la construcción cayó más de 10% anual. Las manufacturas se contrajeron alrededor de 3%, las cuales están altamente concentradas en la producción de alimentos, bebidas y tabaco y derivados del petróleo.

Finalmente, el sector terciario relacionado con los servicios, registró un crecimiento de 2.3% en 2017.

Al interior, el comercio mayorista y al por menor fueron los más dinámicos, con un aumento de 4.4%, mientras que el resto de los servicios crecieron menos de 2%.

El menor dinamismo de la economía ha repercutido en la generación de empleo. Luego de dos años consecutivos donde se perdieron más de 26 mil empleos en el sector formal de la economía, durante el año pasado el número de trabajadores afiliados al IMSS en la entidad aumentó en 10 mil 103 personas.

Esta incorporación de trabajadores formales trajo como consecuencia que el nivel de desempleo se ubicara en 2.8% en el primer trimestre de este año (92 mil personas), tasa ligeramente inferior a 3.1% nacional, pero esto se explica por la alta participación que tiene el sector informal de la economía, en la cual se encuentra casi 60% de la fuerza de trabajo de la entidad.

Además de la desaceleración económica, Veracruz enfrenta problemas estructurales de altos niveles de pobreza e inseguridad. De 2012 a 2016 el porcentaje de la población en pobreza pasó de 52.6% a 62.2%, cifra superior a 28.2% de la media nacional, con lo que se ubica en el cuarto lugar entre los estados más pobres. Por su parte, la población en pobreza extrema creció de 14.3% a 16.4% para el mismo periodo, de acuerdo con datos del Coneval.

La percepción de inseguridad en la entidad ha venido en aumento. Por ejemplo, a marzo de este año, 98.8% de la población adulta considera que vivir en la ciudad de Coatzacoalcos es inseguro, tasa superior a 94.8% reportado en el mismo periodo del año pasado.

Por lo que se refiere a las finanzas públicas, tampoco el nuevo gobierno de la entidad tendrá una tarea fácil. De acuerdo con los datos más recientes de la Secretaría de Hacienda, la deuda pública de la entidad representó al cierre del año pasado 154.5% de sus ingresos por concepto de participaciones federales, tasa superior a 96.4% del promedio nacional.

Además de reducir la carga de sus obligaciones financieras, la nueva administración que llegue al gobierno veracruzano deberá impulsar el crecimiento económico de la entidad, generado una mayor cantidad de empleos, así como reducir los niveles de pobreza e inseguridad.

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