Con motivo de dos proclamaciones del presidente de los Estados Unidos, a partir del 1 de junio pasado, las exportaciones mexicanas y canadienses de productos de acero y de aluminio están sujetas a incrementos arancelarios de 25% y 10%, respectivamente.

Lo anterior desalienta de manera importante la renegociación del TLCAN 2.0, aunado al hecho de que diversas posiciones estadounidenses, conocidas como poison pills se mantienen en la mesa, como por ejemplo, la modificación en las reglas de origen para el sector automotriz, la sunset clause de terminación del tratado a los cinco años y eventual renovación del mismo, la eliminación del Capítulo XIX del TLCAN sobre solución de diferencias relacionadas con cuotas compensatorias, también del Capítulo XI sobre inversión bajo el sistema opt-in opt-out” y el set aside respecto de los informes de los paneles instaurados conforme al Capítulo XX del TLCAN, si alguna de las partes considera que el informe no fue dictado conforme a derecho o a las actuaciones de las partes, podrá no asumir el informe.

Así, en relación con el TLCAN ya se dejan entre ver dos posibilidades, la denuncia del mencionado tratado por parte de los Estados Unidos y/o la posibilidad de que dicho país decida negociar por separado sendos tratados comerciales con México y Canadá.

Lo cierto es, en cualquier caso este proceso no concluirá en el presente año y de extenderse más allá de 2019, seguramente pondrá en juego la renovación del mandato presidencial de Donald Trump. Recordemos, en Estados Unidos ya se dejaron ver manifestaciones públicas en el sentido de: “sin TLCAN no habría un segundo mandato para Trump”. Lo que esperaban del TLCAN es su mejoramiento o modernización, no su eliminación.

Otro aspecto importante es que países como Canadá, China, India, México y la Unión Europea están adoptando contra medidas, consistentes en incrementar aranceles a la importación de productos estadounidenses, los cuales no sólo se limitan a acero y aluminio, sino además abarcan los más variados sectores, verbigracia, agrícolas, alimenticios, de limpieza, bebidas, etc. La mayoría de dichos incrementos se registrarán durante junio y principios de julio. Algunos de ellos incluso ya fueron notificados al Consejo del Comercio de Mercancías y al Comité de Salvaguardias, ambos de la Organización Mundial del Comercio.

Los exportadores por naturaleza buscan mercados en los cuales exista el libre comercio, exentos de aranceles; en contra partida, evitan mercados en los están vigentes remedios comerciales, como cuotas compensatorias y medidas de salvaguardia. De este modo, en el segundo semestre se observará, sin duda alguna una gran desviación de comercio y los importadores estarán ávidos de obtener las mercancías de países exportadores que estén exentos de incrementos arancelarios.

Así por ejemplo, para el mercado estadounidense, las importaciones de productos de acero y aluminio, seguro se incrementarán las provenientes de Corea del Sur y Brasil, toda vez que están exentos de los aranceles de 25% y 10%. En el caso de México, productos como manzanas, arándanos, cerdo y sus partes, entre ellas paletas de cerdo, seguramente se importarán de un origen distinto al estadounidense, por ejemplo de Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

En suma, lo que se avizora para el segundo semestre del año es el reacomodo de los proveedores a otros destinos, en los cuales sus exportaciones no estén afectadas por los incrementos arancelarios.

Otro aspecto igualmente relevante es el siguiente, los países reforzarán aún más sus relaciones comerciales con otros países, distintos de los Estados Unidos. En este sentido existe la posibilidad para México, a partir del rompimiento comercial con Estados Unidos, estar más interesado en suscribir tratados bilaterales con China y con Corea del Sur. Lo mismo, países como China piensen seriamente en integrarse al CPTPP-11 –Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership–; y tratados como la Alianza del Pacífico (cuyos miembros actualmente son: Chile Colombia, México y Perú) sean una opción viable, para que países europeos, asiáticos y americanos estrechen sus lazos comerciales (actualmente están solicitando su ingreso: Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Singapur).

Con lo anterior, es claro, la guerra comercial cierra unas puertas a las exportaciones e importaciones y abre otras posibilidades comerciales, las cuales implicarán nuevas logísticas. Así seguramente para enero de 2019 el mundo será diferente al que conocemos actualmente.

Presidente de la Comisión de Comercio Internacional del IMCP

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