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El plan de negocios de Pemex está fundamentado en supuestos demasiados optimistas como mayor producción y mejores precios de energéticos, y no atiende de manera adecuada la problemática financiera y estratégica de la empresa, aseguró CIBanco.
Existen fuertes preocupaciones del impacto que tendrá el plan sobre las finanzas públicas, lo que puede comprometer la meta de superávit primario y poner en riesgo la calificación de la petrolera.
En su reporte semanal, dijo que cerca de la mitad de la inyección de recursos financieros pretendida por el gobierno federal está destinada a inversiones con un rendimiento que parece marginal y con probables beneficios a largo plazo, tal es el caso de la refinería de Dos Bocas, y no en actividades de exploración y producción de crudo.
A la par, no deja margen para la apertura a la inversión privada a través de las farmouts en los primeros tres años y sólo para contratos de servicios que en el pasado han demostrado su escasa utilidad.
CIBanco añadió que la probabilidad de reducción de la nota crediticia de Pemex todavía es alta para los próximos años, ya que luce complicado que la empresa cumpla con sus objetivos.
“Sin embargo, existen elementos para pensar que en el corto plazo pueda lograr algunos resultados positivos y en el mediano plazo pueda modificar ciertos elementos del plan, como la posibilidad de aceptar mayores inversiones privadas (sin descartar farmouts)”.
Añadió que hasta el momento el peso se mantiene fuerte y el escepticismo que generó el plan tuvo un impacto limitado, por lo que el comportamiento del peso sigue siendo principalmente explicado por la expectativa de recortes de tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos.
“La calificación de la deuda puede que no sufra cambios a la baja por lo menos durante lo que resta de 2019. Esto no quiere decir que no puedan hacer ajustes en el futuro”, añadió la institución.