La economía colaborativa es un sistema en el que se comparten e intercambian bienes y servicios a través de plataformas digitales.
México ocupa el segundo lugar en América Latina dentro de este esquema, sólo después de Brasil, en donde el sector de transporte ha sido el que más ha crecido, alcanzado un nivel de penetración de 45%.
“Se conjuntaron dos cosas: el desarrollo de la tecnología y una cultura organizacional que lo que hace es ponerle un velo a las relaciones laborales y las oculta para no garantizar derechos, no hay una base de salario mínima, pago de horas extras, un mínimo de seguridad social para los trabajadores”, indicó Miguel Reyes, director del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana.
El desarrollo tecnológico y la innovación han incentivado el crecimiento de empresas que funcionan a través de aplicaciones, tal es el caso de Uber, Easy Taxi y Cabify, empresas que la semana pasada fueron sancionadas por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) por 6.4 millones de pesos por presumir de un servicio seguro cuando en realidad se deslindan de toda responsabilidad, tanto de usuarios como de “socios”.
“No eres un trabajador formalmente, pero en la práctica sigues siendo un subordinado, a pesar de que eres un “socio”. Así, los socios de Uber no pueden ver la facturación completa, no toman decisiones junto con los accionistas, sigues siendo alguien que está subordinado a las decisiones de otros pero sin ninguna garantía”, afirmó Reyes.
Uber, una de las empresas más relevantes de este rubro, llegó a México en 2013 y en 2016 incursionó en el reparto de comidas con UberEats, esta firma ha estado involucrada en varias polémicas tarifarias, de inseguridad para sus usuarios y por las condiciones laborales de sus asociados.
Airbnb ha causado polémica por la ausencia del pago de impuestos, de acuerdo con un estudio elaborado por la Universidad Anáhuac, tan sólo en México suma 5 mil millones de pesos anuales por el concepto de evasión del Impuesto Sobre la Renta (ISR).
Economía colaborativa se expande. Por la gran injerencia que han tenido este tipo de empresas han expandido su negocio hacia otras áreas invadiendo el sector servicios, por ejemplo el de envío de comida, limpieza, encargos que se anuncian atractivamente bajo slogans como: gana dinero realizando tareas sencillas, sé tu propio jefe, controla tus tiempos. Al final les permiten tener un ingreso, pero si las personas aceptan estos empleos es o para tener otro ingreso o porque no encuentran un trabajo mejor, dijo Reyes.
Además del sector de transporte, que es el que más ha crecido, los servicios financieros tienen 18% de penetración y los empresariales 12%.
“Hay un poder económico creciente en donde los derechos laborales no existen, tienes un modelo que implementa la figura de ‘asociación’ con el objetivo de evadir las responsabilidades que tiene un patrón con sus trabajadores. Aquí no hay ningún riesgo para el empresario, lo único que les genera son ingresos corrientes a costa de que todos los riesgos los asume el trabajador”, advirtió el especialista.
Este modelo se había probado en empresas establecidas físicamente, y fue a partir de que creció la cultura organizacional de las “asociaciones” junto con el desarrollo tecnológico, que aparecían los trabajadores no como trabajadores, sino como socios, pero fue el desarrollo de la tecnología lo que propició que éstos se concretaran como los conocemos ahora.
La Organización Internacional del Trabajo refiere que la irrupción tecnológica, las nuevas formas de organización de la producción, la fragmentación del mundo laboral y el cambio en su relación son muestra de los desafíos para estos modelos.
México, con más potencial por falta de regulación. A pesar de que México ocupa el segundo lugar dentro de latinoamericana, según el reporte Economía Colaborativa en América Latina, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es el país con más potencial de crecimiento debido a la falta de regulación específica.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, estamos frente a la cuarta revolución industrial, y si bien el desarrollo tecnológico ha permitido que los usuarios y consumidores intercambien servicios entre sí, la mayoría están mediados por plataformas que cobran desde 10% hasta 35%.
El BID refiere que quienes han encontrado en este mercado un nicho de oportunidad son optimistas en el futuro, la mayoría cree que el mercado crecerá por iniciativas locales, pero sobre todo confían en la entrada de iniciativas internacionales.