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El amago del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre sacar a su país del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), podría ser un “balazo en el pie” para la economía y los consumidores de ese país, coincidieron especialistas.
Lo anterior debido a que un puñado de empresas, la mayoría de origen estadounidense, aunque también hay asiáticas y europeas, concentran gran parte de las exportaciones que salen de México.
Según cifras oficiales, sólo las firmas estadounidenses del sector automotriz ―General Motors, Chrysler y Ford― son responsables de 12% del total de exportaciones mexicanas.
En tanto, las armadoras japoneses y coreanas ―Honda, Nissan y Toyota― concentran entre 3% y 4%.
En la lista figuran dos importantes empresas ligadas al sector energético y extractivo. Se trata de Pemex, la cual tuvo exportaciones en 2016 por 15 mil 575 millones de dólares, y Met Mex Peñoles, del sector minero.
Mañana inicia en la Ciudad de México la quinta ronda de la renegociación del tratado, luego de que en la reunión previa EU presentó propuestas consideradas disruptivas.
De acuerdo con expertos consultados por EL UNIVERSAL, romper con el acuerdo impactaría de manera directa a las principales empresas que exportan de México a Estados Unidos, y en esa situación figuran General Motors, Chrysler, Ford, IBM y Navistar.
“Es darse un balazo en el pie porque pondría en riesgo al mercado, sus propios consumidores tendrían que pagar el incremento de los costos y habría que ver hasta dónde estas medidas se traducirán en la creación de empleo en Estados Unidos”, comentó Rubén Ibarra, especialista del sector automotriz.
El foco deberá estar, agregó, en la reforma fiscal estadounidense, a través de la cual Trump podría atraer empresas con incentivos que compensen los beneficios del TLCAN.
El “balazo en el pie” para Trump y los consumidores estadounidenses está sustentado en el incremento de costos para distintos artículos, debido a que el menor costo de la mano de obra en México ha favorecido la competitividad de firmas de EU.
Para Ignacio Martínez, especialista en comercio internacional de la UNAM, el objetivo de Trump es generar presión en incentivos para pelear por más inversiones y ahí México podría encontrar una debilidad si las estrategias de EU se vuelven atractivas para sus empresas.
Para el catedrático es poco probable que la reforma fiscal sea una moneda de cambio para compensar los beneficios del TLCAN, porque sus efectos iniciarían en 2019 y la renegociación del acuerdo se plantea para los próximos seis meses.
El director de la ANIERM, Luis Enrique Zavala, explicó que el gobierno mexicano buscó proteger a los inversionistas del sector energético aun cuando se presenten cambios en el TLCAN.
Para Zavala, “la diversificación en México ha sido un fracaso”, pues es muy poco lo que se exporta a Asia, Latinoamérica, Europa y otras regiones, además de que la mayoría de las empresas exportadoras son estadounidenses o extranjeras porque la autoridad no implementó una política industrial que apoyara el crecimiento de firmas mexicanas.
Para el director hay poco margen de maniobra, porque “Trump sabe que aunque los mexicanos hemos argumentado que los principales beneficiados son los estadounidenses, el comercio exterior de México depende mucho de la relación con Estados Unidos, y eso debilita la capacidad de negociación”.