A diferencia del sorpresivo crecimiento que tuvo en la primera mitad de 2023, la economía mexicana va a perder impulso en lo que resta del año debido a que las altas tasas de interés tendrán efectos más evidentes en el consumo y la inversión, aunado a la incertidumbre por una eventual recesión en Estados Unidos.
Analistas consultados por EL UNIVERSAL prevén que la segunda economía más grande de América Latina avanzará 0.6% en el segundo semestre, tras expandirse 3.5% en el primero.
Los principales riesgos serán la prevalencia de altas tasas, que generarán un sentimiento de incertidumbre y mayor cautela de las empresas y por lo tanto, una menor inversión privada, dijo Iván Arias, director de Estudios Económicos de CitiBanamex.
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Para combatir la inflación, el Banco de México (Banxico) subió su principal tasa de 4% a un máximo histórico de 11.25% en el último par de años.
En diciembre de 2013, Marek Rusnak y Tomas Havranek, investigadores del Banco Nacional Checo, encontraron que el promedio del rezago de la transmisión de la política monetaria es de 18.2 meses, es decir, la economía mexicana apenas ha comenzado a sentir los efectos de las mayores tasas de Banxico.
“Las tasas tan altas van a ir afectando tanto el consumo como la inversión y esto hará que el crecimiento económico sea cada vez más lento, de modo que la generación de empleos tenderá a disminuir en la segunda mitad del año”, estimó Arias.
El subdirector de Análisis Económico de Vector Casa de Bolsa, Luis Adrián Muñiz, señaló que los altos niveles que alcanzaron las tasas durante el primer semestre traerán un costo que será más evidente en la segunda mitad del año en forma de un menor consumo en el país.
Conforme la economía estadounidense pierde impulso, también lo hará la industria mexicana. “Por eso si hay una recesión allá, también aquí habría una pequeña recesión”.
Para Alejandro Padilla, director general adjunto de Análisis Económico y Financiero de Banorte, el país enfrentará “mayores vientos externos en contra”, ya que las exportaciones de mercancías pueden verse frenadas por la desaceleración en Estados Unidos, el principal socio comercial de México y la mayor economía del mundo.
Señaló también a China, la segunda economía más grande, cuya desaceleración tendrá una incidencia negativa en México.
Nearshoring al rescate
Entre los factores que pueden atemperar la desaceleración en México estaría el dinamismo de la inversión asociado al proceso de relocalización de la producción global, el nearshoring.
Este fenómeno ya ha probado ser un factor clave durante los últimos meses, con una derrama económica importante en la industria de la construcción, indicó Alejandro Padilla.
“Ante el gran número de anuncios de inversión, creemos que esta situación continuará”.
En Banorte prevén que el nearshoring tiene potencial de generar 168 mil millones de dólares en exportaciones adicionales en los próximos cinco años.
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Los directivos de empresas creen que el nearshoring tendrá el mayor impacto en 2024 y 2025, señala una encuesta que llevó a cabo Banxico.
Es natural ver cierto impacto positivo durante 2023, pero sin duda la parte más importante será en los próximos dos años, que es el tiempo en que las inversiones van madurando y eso tiene implicaciones sobre el crecimiento económico, explicó Luis Adrián Muñiz.
Impacto electoral
Sobre el efecto que puede tener el proceso electoral en la economía, el especialista de Vector consideró que no tendrá grandes implicaciones debido a que las decisiones de inversión trascienden el tema político al tener una visión de más largo plazo.
No obstante, dijo, el proceso puede incidir mediante el ejercicio de un mayor gasto público en la segunda mitad del año.
En opinión de Iván Arias, las elecciones para la Presidencia pueden generar cautela en la inversión, pero será hasta el próximo año, en la medida que se empiecen a conocer los posicionamientos de los candidatos.
También puede haber cierta volatilidad en el tipo de cambio meses antes de las elecciones, pues así ha sido en procesos electorales previos, señaló el analista de CitiBanamex.