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La economía mexicana logró avanzar 0.2% en el segundo trimestre de 2024 respecto al periodo inmediato anterior, tasa inferior a la de 0.3% observada en los primeros tres meses del año, de acuerdo con los resultados de la estimación oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) divulgada ayer por el Inegi.
La actividad productiva se desaceleró respecto al arranque de 2024, lo que reflejó una contracción en el sector primario y menor vigor en los servicios. Por otro lado, la industria recobró algo de fuerza tras debilitarse en trimestres previos, explicó Alejandro Saldaña, economista en jefe de grupo financiero Ve por Más.
Dos de las tres grandes divisiones que integran la economía lograron crecer en el segundo trimestre, destacando el caso de la industria, que avanzó 0.3% entre abril y junio, luego de dos trimestres a la baja.
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A su interior, la construcción recobró fuerza ante un mejor dinamismo en edificación. En obra civil continuó diluyéndose el efecto de los proyectos del gobierno federal, mientras que la manufactura siguió estancada, ante la debilidad en exportaciones. En tanto, la minería mostró algo más de estabilidad, por el rubro no petrolero.
El sector servicios también registró un aumento trimestral de 0.3%, inferior al 0.6% reportado en los primeros tres meses del año.
Pese a los bajos niveles de desempleo que sugerirían estabilidad en el consumo, el comercio al menudeo se debilitó. También perdieron tracción los servicios de esparcimiento, y de hospedaje y preparación de alimentos, los cuales en 2023 aún fueron favorecidos por la reapertura.
Las actividades agrícolas, pecuarias, forestales y pesqueras registraron una caída de 1.7% en el periodo, resultado principalmente de las sequías, tras reportar un crecimiento de 1.7% de enero a marzo.
De esta forma, en el periodo abril-junio de 2024 con cifras desestacionalizadas, la estimación oportuna del PIB mostró un crecimiento anual de 1.1%, tasa inferior al 1.9% reportado en los primeros tres meses del año.
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Por división económica, las actividades agropecuarias, reportaron una caída anual de 2.2%; mientras que las industriales lograron un crecimiento de 0.5%, y las relacionadas con los servicios avanzaron 1.7%.
Los retos para el país persistirán para la segunda mitad del año, aunque algunas señales positivas podrían dar mayor sustento a la actividad. La economía suele moderarse tras las elecciones federales, con la programación presupuestal y otros retos abonando a ello, por lo que especialistas de Banorte consideran que no será diferente, lo cual explicaría tasas de crecimiento del PIB más bajas en lo que resta del año.
La inversión fija bruta continuaría desacelerándose en la medida en la que se diluye el impulso asociado a las obras insignia del gobierno saliente, estimó Saldaña.
Además, un entorno de desaceleración económica, altos costos financieros e incertidumbre puede afectar a la inversión privada, la cual se vería apoyada por el reagrupamiento industrial, si bien se considera que este último será gradual a lo largo de los próximos años, agregó.
