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ruben.migueles@eluniversal.com.mx
La economía mexicana dio señales de un menor dinamismo al cierre del año pasado, de acuerdo con los resultados más recientes del sistema de indicadores cíclicos dados a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El indicador coincidente reportó una disminución de 0.14 puntos en noviembre de 2018, con lo que acumula ocho meses consecutivos a la baja, para ubicarse en 99.6 unidades, por debajo de su tendencia de largo plazo, que son 100 puntos.
Por su parte, el indicador adelantado registró una baja de 0.08 unidades en diciembre del año pasado, con lo que lleva tres meses seguidos con disminuciones.
Pese a lo anterior, todavía se mantiene por arriba de su tendencia de largo plazo, al observar un valor de 100.2 puntos.
Con la nueva información ambos indicadores continúan presentando disminuciones: el coincidente registra una caída mayor a la del mes previo, mientras que el adelantado observó un decremento ligeramente menor al publicado el mes precedente, lo que podría indicar una desaceleración de la economía.
El enfoque de Ciclo de crecimiento identifica las desviaciones de la economía respecto a su tendencia de largo plazo. Por tanto, el componente cíclico de las variables que conforman cada indicador compuesto se calcula como la desviación de su respectiva tendencia de largo plazo.
La semana pasada, el Inegi dio a conocer los resultados oportunos del Producto Interno Bruto (PIB), con un crecimiento anual de 1.8% durante el cuarto trimestre del año, cifra inferior a los incrementos reportados en el tercer y segundo trimestre, de 2.6% y 2.5%, respectivamente. Dicha estimación confirmaría el menor dinamismo de la economía al cierre del año pasado; sin embargo, el problema es si esta tendencia seguirá extendiéndose a lo largo del presente año.
Analistas de Grupo Financiero Banorte prevén un impacto moderado en el PIB debido al retraso en la distribución de combustibles en varios estados, que se exacerbó a finales de diciembre y la primera mitad de enero. Adicionalmente, consideran que la economía tradicionalmente se desacelera en el primer año de una nueva administración federal, lo que podría repetirse en 2019.
Por otro lado, el crecimiento global también parece que se está moderando, incluido Estados Unidos (principal socio comercial del país), lo que podría ser negativo para el sector manufacturero ante un menor dinamismo del comercio. En este sentido, el sector industrial podría moderarse, aunque es probable que regrese a terreno positivo tras la caída del cuarto trimestre de 2018.
Al final del año pasado, las actividades primarias mostraron fuerza aunque podría revertir parte de esta alza en próximos trimestres.
Además, los servicios se mantienen como el sector más resistente, con el consumo como el principal motor de crecimiento.
La expectativa de una gradual caída en la inflación, el aumento del salario mínimo, incentivos fiscales en la frontera norte y nuevos programas de transferencias gubernamentales podrían mantener a este sector relativamente positivo.
No obstante, las cifras más recientes aluden a un desempeño más débil en el margen, incluido el aumento de la tasa de desempleo en diciembre, lo que en nuestra opinión limitará una fuerte alza por encima del ritmo de crecimiento que ya mostró en los últimos dos trimestres, señalaron los especialistas de Banorte.