La multinacional estadounidense AT&T Inc. anunció este martes el cierre en Venezuela de las operaciones de DirecTV Latinoamérica con efecto inmediato.
La compañía explicó en un comunicado que las sanciones del gobierno de Estados Unidos a Venezuela le prohíben la transmisión de los canales de televisión venezolanos Globovisión y Pdvsa TV.
Pero bajo la licencia de DirecTV en Venezuela, esos canales son requeridos para proporcionar el servicio de televisión de pago.
"Como es imposible para la unidad de DirecTV de AT&T cumplir con los requisitos legales de ambos países, AT&T se vio obligada a cerrar sus operaciones de televisión de pago en Venezuela", detalla el texto.
AT&T Inc. es una de las empresas de telecomunicaciones más grandes del mundo y tiene presencia en otros países latinoamericanos como Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Puerto Rico y Uruguay, así como Brasil y México, a través de SKY.
Su participación de mercado en Venezuela era superior al 40% y se trataba de una de las últimas grandes multinacionales estadounidenses que mantenía presencia en ese país.
En 2015, el conglomerado con sede en Dallas adquirió al proveedor de televisión por satélite DirecTV por US$48.500 millones.
Y a mediados de 2018 protagonizó una de las fusiones más grandes de la historia corporativa al hacerse con el grupo de entretenimiento Time Warner por aproximadamente US$86.000 millones.
Con la compra de Time Warner, AT&T incorporó a su red cadenas como CNN, TNT y TBS, además de otras valiosas empresas del mundo del entretenimiento y el estudio de cine Warner Bros que posee franquicias como Harry Potter, las películas de DC Comics o Cartoon Network.
Pierden los venezolanos
Análisis de Guillermo Olmo, corresponsal de BBC Mundo en Venezuela
Los canales que llegaban a través de la plataforma DirecTV se habían convertido en una de las principales fuentes de información y entretenimiento para millones de hogares venezolanos, también entre los sectores populares.
Una imagen habitual en los cerros es la de las humildes viviendas de ladrillo en las que quizás falte el agua o la nevera esté casi vacía, pero en las que una antena en el tejado sintoniza la televisión por satélite.
A través de la plataforma, los venezolanos podían acceder a información que nunca aparece en la televisión estatal, en la que la oposición está vetada y solo tiene cabida la propaganda oficial.
En Venezuela, todas las cadenas nacionales están obligadas a retransmitir los largos mensajes patrióticos que Nicolás Maduro suele dirigir al país.
DirecTV le daba a los espectadores la posibilidad de buscar alternativas si no querían oír a Maduro hablar de las "agresiones del imperialismo yanqui" o de las "victorias" de Hugo Chávez.
Esa alternativa ahora desaparece.
Los partidarios de las sanciones lo presentarán como un efecto de la censura del gobierno, que exigía a DirecTV mantener en su parrilla los canales de la petrolera estatal y el empresario Raúl Gorrín, ambos sancionados por Washington.
El Gobierno, seguramente, lo atribuirá a un nuevo capítulo de la "guerra imperial" contra Venezuela.
El caso es que los venezolanos se han quedado sin televisión, sin una de las principales fuentes de entretenimiento.
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