En un país con una población de 126 millones de habitantes, en donde transitan por la economía 2.5 billones de pesos en billetes y monedas, parece difícil que una moneda digital se posicione como medio de pago.
Ni la pandemia de Covid-19 logró desplazar al dinero en efectivo que cambia de manos todos los días en operaciones de compra, venta y pagos de bienes y servicios. Pocos mexicanos pudieron sustituir sus operaciones diarias por medios electrónicos como tarjetas de crédito, débito, transferencias o banca digital.
El grueso de la población sigue utilizando el dinero contante y sonante para pagar transporte público, hacer el mercado en tianguis, comer en la fonda y comprar en la tienda de la esquina.
A ese contexto se enfrentará el Banco de México (Banxico) con su proyecto de crear una moneda digital para estar a la vanguardia y cerrarle el paso a las criptomonedas, que son un riesgo para la estabilidad financiera, según ha advertido el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Banxico, como cualquier banco central, tiene la facultad exclusiva de emitir y colocar billetes y monedas entre el público, aunque la Constitución no especifica sobre el dinero digital.
Para dimensionar el efectivo que circula en México, es decir, la base monetaria conformada por billetes y monedas, es un monto que supera a todo lo que el gobierno espera recaudar vía el Impuesto Sobre la Renta (ISR) durante este 2022.
El saldo actual de la base monetaria es de 2.5 billones de pesos, mientras que los ingresos por ISR estimados para este año llegarán a 2 billones de pesos.
Un estudio encargado por Banxico a Mindcode, titulado Códigos inconscientes del efectivo, arroja que el dinero se ha vuelto un medidor de logros y metas cumplidas. Es un factor de comparación y de satisfacción al sentirlo en la bolsa.
Es una herramienta incluyente y de fácil administración, de uso inmediato; una señal de victoria y un logro en la mente de los mexicanos desde niños, expone el documento.
Se ve como fuente de poder y como lubricante social, porque permite acercarse y penetrar a grupos sociales; da confianza y empoderamiento. Por esas razones, el dinero en efectivo sigue siendo el medio de pago más popular en México.
La gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, informó el jueves pasado, ante senadores, que el instituto central se está preparando para que, en un plazo de tres años, empiece a operar una moneda digital, y que uno de sus objetivos es impulsar la inclusión financiera.
Aseguró también que no se pretende sustituir al dinero fiduciario de curso legal con esta moneda digital.
José Rodolfo López Quian, experto del Instituto de Especialización para Ejecutivos, dice que primero hay que reconocer las diferencias entre el dinero en efectivo, un criptoactivo y la moneda digital de los bancos centrales, puesto que no son lo mismo.
“Las criptomonedas, como el bitcoin, nacen entre 2008 y 2009; no están reguladas por ningún banco central y se manejan sobre la base de la oferta y demanda”, explica en entrevista con EL UNIVERSAL.
En tanto, las monedas digitales creadas ahora por un banco central tienen el respaldo de un país, y no necesariamente funcionan con la misma tecnología que las criptodivisas.
López Quian cree que, finalmente, la tecnología está superando a la banca tradicional, de ahí que muchos países, entre ellos México, han creado leyes para regular a las empresas financieras tecnológicas (fintech).
Por eso, califica como acertada la intención del Banco de México de emitir su propia moneda digital, sin importar si empujará la inclusión financiera.
Lo anterior, añade, tomando en cuenta la experiencia del Cobro Digital (CoDi) de Banxico, que a más de tres años de haber surgido, tiene poca penetración como instrumento de pago.
“Es el camino a seguir ante la masificación de la digitalización, pero eso no significa que el efectivo va a desaparecer”, aclara.
México no puede quedarse atrás en el uso de la tecnología en el sistema financiero, advierte, y menos ahora, cuando más personas tienen acceso a un teléfono inteligente y a internet.
Sobre todo, agrega el experto, porque jóvenes y adultos jóvenes son quienes más se han adentrado al mercado de las criptomonedas, explica.
Por eso, lo más conveniente es que Banxico tenga su moneda digital, que apoyará de manera natural la inclusión financiera.
Como ejemplo, señala el caso de los taxis tradicionales y Uber. “Ambos tienen un sector de mercado y objetivos diferentes, pero el segundo no va a desplazar al primero”, puntualiza.