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La calificadora Standard and Poor’s informó que ante los avances y adjudicación de los contratos que tendrá el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) al momento de tomar posesión el próximo gobierno será difícil justificar su cancelación.
“Cuando la nueva administración entre en funciones en diciembre de 2018, el nuevo aeropuerto estará a unos dos años del inicio de las operaciones comerciales. En esa etapa, el porcentaje de finalización de las obras será superior a 50%, la inversión total será superior a los 6 mil millones de pesos y se habrá adjudicado 85% del valor de los contratos del proyecto. Creemos que podría ser muy difícil para la nueva administración justificar la cancelación”, destacó.
Para la calificadora, la abrumadora victoria en las urnas de López Obrador garantizará una transición sin problemas.
La empresa explicó que en los próximos meses disminuirán las incertidumbres sobre la agenda de su administración, pero lograr algunos de sus objetivos será un claro desafío.
“Muchas de las propuestas [de López Obrador] podrían ser beneficiosas para todos los sectores que seguimos en México si la ejecución es efectiva, pero la falla podría aumentar los riesgos a la baja”, detalló.
Según la calificadora, los principales retos que enfrentará la nueva administración serán la demanda inmediata para hacer frente a la inseguridad y corrupción, principal factor que impulsó la victoria de AMLO.
“Segundo e igualmente importante, será cumplir con las promesas de su campaña y las demandas del electorado que no ha percibido los beneficios del crecimiento económico en México, al mismo tiempo de mantener un presupuesto equilibrado sin impuestos adicionales y deuda”.
Confianza en continuidad. Standard and Poor’s añadió que si bien durante la campaña López Obrador mostró escepticismo sobre la reforma energética, hay confianza de que haya una amplia continuidad en las políticas económicas después de las elecciones, así como en los proyectos claves de infraestructura.
“Nuestro escenario base no supone cambios importantes en la estrategia energética en el corto plazo. Creemos que el nuevo gobierno de México tendrá incentivos para aprovechar la flexibilidad derivada de la reciente reforma energética para atraer inversiones privadas al sector”, apuntó.
Agregó que si bien López Obrador marca la dependencia de México de las importaciones de gasolina de Estados Unidos como una preocupación, puede reconsiderar los planes existentes para la integración energética con su vecino del norte.
“Particularmente el nivel de las importaciones de productos petroleros refinados, debería examinar la inversión significativa y el posible retorno de la inversión, involucrado en el desarrollo de nueva capacidad de refinación, con el fin para reducir su dependencia energética. Sin embargo, reconocemos que un cambio en la estrategia crearía nuevas oportunidades de inversión”, destacó.