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Si el destacado economista Víctor Urquidi viviera, no sólo hubiera levantado una ceja, sino las dos, a causa del bajo crecimiento de la economía mexicana y el sector energético, dice el investigador asociado del Colegio de México (Colmex), Mauricio de María y Campos.

“Ya me puedo imaginar a Víctor Urquidi, levantando la ceja de muchas circunstancias actuales en México y en el exterior, y al mismo tiempo ver qué podemos aprender y repensar ya en el contexto de las realidades y expectativas de crecimiento de México y del mundo”, opina.

En entrevista con EL UNIVERSAL con motivo de la conmemoración del 100 Aniversario de Víctor L. Urquidi y la entrega del Premio en Economía que lleva el nombre del también autor del libro Otra década perdida, considera que en el evento de hoy en el Colmex será fundamental hablar no sólo del pasado.

También, agrega, se debe hablar del presente, con todos sus retos y la relevancia que tiene todo ese pensamiento y los problemas actuales del país y del mundo.

Relata que antes de morir, en 2004, Urquidi ya estaba preocupado por el hecho de que la economía no crecía, dice De María y Campos, quien menciona que tuvo el gusto de conocer a quien define como un mexicano ejemplar que hubiera sido un crítico de la reforma energética, pues era un hombre muy nacionalista.

“Estamos hablando del sexenio de Fox, que no estuviera ocurriendo el crecimiento económico y no se estuviera generando un volumen suficiente de empleos, sobre todo con la riqueza petrolera que tenía México”, refiere.

Al igual que para muchos, recuerda el investigador, lo que preocupaba era el hecho de que después de la crisis que se dio en esa época, ya en los 80, se detuviera la economía y que México mantuviera un muy mediocre crecimiento, como lo dijo muchas veces Urquidi.

Lo anterior, a pesar de tener recursos petroleros y humanos, así como una posición estratégica geográfica que debería permitir a la economía del país expandirse a mayores tasas y a largo plazo, otra vez como ocurrió durante la época del Desarrollo Estabilizador del 6%-7% anual, agrega el investigador.

Dice que el título del último libro que escribió el economista que participó en la creación del nuevo sistema financiero internacional en Bretton Woods, Otra década perdida, lo dice todo, tras lo que pasó en los años 80, porque así lo veía también para los 90.

“Si viviera no hubiera alzado una, sino las dos cejas”, afirma.

Hombre renacentista. Afirma que Urquidi fue un hombre ejemplar del que aprendió mucho sobre el papel que realiza un economista, y también sobre su responsabilidad política y social.

“Fue un economista fuera de serie con un gran conocimiento de la teoría, pero también de la realidad económica de los países; era curioso, y siempre estuvo interesado en las cuestiones tecnológicas; fue un hombre renacentista que sabía de todo, con un espíritu renovador del pensamiento de la sociedad, sin restricciones”, recuerda.

Sabía anticipar los problemas y plantearlos.

Junto con Miguel S. Wionczek, formó todo un programa para examinar el papel de la energía como palanca de desarrollo en México, tras la crisis del petróleo y la deuda externa, en el sexenio de José López Portillo.

Comenta que otra cosa que le inquietaba mucho era que no se advirtiera el nuevo desafío del cambio tecnológico, pues insistió siempre en la importancia de la ciencia y tecnología para no depender de las grandes empresas extranjeras.

Se le recuerda por su discurso “La responsabilidad de la economía y del economista”, cuando ingresó al Colegio Nacional, el cual fue contestado por Daniel Cossío Villegas.

El 3 de mayo se cumplen 100 años del nacimiento de Víctor Luis Urquidi; el economista nació en Francia porque su padre era embajador.

Para celebrar su legado, el Colmex, el Banco de México, la sección Mexicana del Club de Roma y el Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi le rinden hoy un homenaje.

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