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La autoridad mexicana ha clasificado como “cartera dormida” un monto equivalente a un billón de pesos que más de 8 millones de clientes dejaron de pagar entre cuatro a seis meses a partir de marzo, al apegarse a los programas de diferimiento de los bancos como apoyo ante el impacto de la contingencia sanitaria.
De tal cantidad todavía se desconoce cuánto se dejará de pagar, en un entorno de alto desempleo y disminución de salarios, entre otros factores que han afectado la capacidad de pago de millones de mexicanos.
A partir de este mes se conocerá realmente el impacto de los créditos que dejen de solventarse, en un contexto donde la población y los bancos son mucho más cautelosos tanto en uso como en contratación de un préstamo.
De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la cartera total de crédito acumuló 5 billones 408 mil millones de pesos, una contracción de 1.9% respecto a lo reportado en agosto de 2019.
Como parte de las medidas que se solicitaron a los bancos para absorber pérdidas, se encuentra la ausencia del reparto de utilidades entre sus accionistas, con el objetivo de mantener el crédito y evitar que el sector financiero tenga afectaciones mayores en medio de la pandemia y complique aún más la situación económica.
Dicha práctica se está implementando en los principales mercados financieros del mundo, y en el caso de México, quedó únicamente como una recomendación para el sistema bancario.
“La ausencia en el reparto de dividendos le ha dado a los intermediarios financieros muchos recursos para absorber pérdidas, para seguir apoyando la actividad crediticia y por eso desde principios de año, como muchos otros países, se hizo una recomendación a todos los intermediarios del país de no repartir dividendos en lo que sería este año y el que entra. Todos los países están evaluando esta recomendación, como Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido”, detalla el presidente de la CNBV, Juan Pablo Graf.