La degradación a Categoría 2 de la aviación civil mexicana por parte de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en ingles) se debió, principalmente, a la falta de inspectores para supervisar incidentes y accidentes aéreos en México, de acuerdo con la firma Baker McKenzie.
El pasado 25 de mayo, la FAA degradó a la aviación mexicana a Categoría 2 por no cumplir con los estándares de seguridad impuestos por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
De manera no oficial, se habla de un recorte de por lo menos 100 inspectores dentro de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) como consecuencia de la reducción presupuestaria que recibió en 2021, de acuerdo con foros de aviación y pilotos.
Los recursos aprobados para la AFAC fueron de 379.7 millones de pesos para este año, 104 millones menos que en 2020, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación.
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De acuerdo con Baker Mckenzie, los inspectores se encargan de analizar los incidentes y accidentes aéreos, pero también el tráfico aéreo, horarios, itinerarios, mantenimiento de aeronaves, deben hablar un inglés técnico aeronáutico y estar capacitados conforme a los estándares de la OACI.
“Como ya tenían la Categoría 1 se cayó en un exceso de confianza y ese exceso de confianza permitió que jugaran con presupuestos que son muy delicados, jugar con un presupuesto que tiene que ver con temas de seguridad es muy peligroso y esas son las consecuencias.
“No sólo necesitas que los supervisores estén calificados sino necesitas tenerlos en los números adecuados, aunque los que queden estén capacitados, no van a tener la capacidad de monitoreo que está pidiendo la FAA. Bajas los números de inspectores y el resultado iba, tarde que temprano, a ser cuestionado”, explicó José Antonio Ambrosi, socio experto en aviación civil de Baker McKenzie.
Por su parte, Luis Miguel de Alva, socio senior especializado en derecho aeronáutico de Baker McKenzie, dijo que además de la falta de inspectores, la pandemia también complicó la renovación de las licencias de pilotos, inspectores y controladores de tráfico aéreo.
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Mientras la Ciudad de México estuvo en semáforo rojo, ciertas áreas de la AFAC estuvieron cerradas y no se pudo verificar si determinado personal estaba capacitado o no.
La auditoría de la FAA inició en octubre de 2020, cuando la AFAC no contaba con un director general.
El capitán Carlos Antonio Rodríguez Munguía fue nombrado director general de la AFAC hasta el 26 de enero de 2021.
Además, el Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil (CIAAC), donde se capacitan los inspectores, tampoco contaba con un director mientras estuvo en marcha la auditoría de la FAA.
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Apenas el pasado 1 de junio se designó a Benjamín Romero Fuentes, excomandante de la Fuerza Aérea Mexicana, como el nuevo director del CIAAC.
“Juega un papel muy importante el Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil porque se encarga de entrenar a los inspectores.
Crucial, más dinero
Los socios de Baker McKenzie advirtieron que se deben asignar más recursos a la AFAC antes de enero de 2022, pues en ese mes inicia la auditoría de la OACI.
Luis Miguel de Alva explicó que la OACI va a revisar lo mismo que la FAA.
“Ya tienes una prevención de lo que te va a revisar la OACI. Es muy importante que haya cambios a nivel estructura”, indicó.
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La firma espera que se logre recuperar la Categoría 1 antes de enero, de lo contrario, los pasajeros internacionales podrían evitar viajar en aerolíneas mexicanas, pese a que la degradación de la categoría no fue para las empresas del sector, sino para las autoridades en aviación civil.
“Lo importante es que el gobierno mexicano realice las inversiones para cumplir con los cambios señalados por la FAA a la brevedad y así causar el menor daño posible al mercado aeronáutico mexicano”, apuntó Baker McKenzie.