El deterioro del mercado laboral juvenil a causa de la pandemia no sólo presiona a sus condiciones de vida material, sino también a las emocionales, llevando a algunos a una profunda depresión y ansiedad que incluso los hace pensar en el suicidio, advierten especialistas.
La pandemia de Covid-19 es un fenómeno que ha afectado varias esferas, especialmente la situación económica y laboral de los jóvenes, señala Erika Villavicencio-Ayub, coordinadora e investigadora de Psicología Organizacional de la UNAM.
“El suicidio entre los jóvenes es un tema relevante; creo que se desconoce mucho de este tipo de trastornos”, comenta.
“No tenemos cifras de qué tanto impactó la pandemia en su salud mental, pero lo que sí advertimos es que ha aumentado la demanda de jóvenes por atención sicológica, y que las principales problemáticas son altos niveles de ansiedad, depresión y comportamiento suicida y autolesivo”, destaca Paulina Land- grave, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Ideación suicida
Las estrategias para enfrentar este problema parten de la premisa de que el suicidio es prevenible, puesto que se da como un proceso que inicia con la ideación (preocupación autodestructiva, planificación de un acto letal o deseo de muerte), posteriormente pasa a intentos y, finalmente, a la consumación.
De esa cantidad de suicidios entre adolescentes y jóvenes, la mayor parte correspondió al sexo masculino, con 2 mil 620 fallecimientos (75.9%).
Además, la tasa de desempleo del segmento de 15 a 29 años fue de 7.3% en el segundo trimestre del año, contra 4.2% de la población en general, según el Inegi.
Factores de riesgo
En México hay un alto índice de prevalencia en trastornos mentales, dice Villavicencio-Ayub, “y nuestra cultura no ayuda a identificarlos y gestionarlos”.
A lo anterior se suma todo el bombardeo de la sociedad actual: debe de ser alguien exitoso, atractivo, con ciertas posesiones materiales, dice la especialista.
“En el caso de depresión y suicidio en jóvenes, hemos visto que los principales factores que se presentan empiezan desde la poca satisfacción con las circunstancias que les rodean, la percepción de fracaso, el sentirse como una carga, no sentirse útiles y percibir que no son productivos”, advierte Landgrave.
¿Qué hacer?
La situación también es un llamado a pensar en políticas públicas, subraya Landgrave. Si bien se ha avanzado en regular la cultura y condiciones de los trabajadores, falta mayor supervisión de autoridades para que las organizaciones cumplan la ley.
Las prácticas laborales son un tema a supervisar, regular y auditar, pues hay espacios de trabajo con carencias en horarios, sueldos y otros aspectos, menciona Villavicencio-Ayub.
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