Para este año se espera una fuerte , que pasará de haber crecido 3.2% en 2023, a una estimación de apenas 1.9%. Sin embargo, en 16 entidades se prevé una mayor ralentización respecto a la media nacional, de acuerdo con proyecciones de especialistas de CitiBanamex.

“El primer impacto del nuevo escenario político proviene de un aumento sustancial de la incertidumbre sobre la futura política económica. La debilidad extrema de los contrapesos implicaría que el gobierno federal podría llevar a cabo cualquier política económica que decida que es la adecuada”, advierten los analistas del grupo.

El sector industrial muestra un menor dinamismo a partir de que la industria de la construcción empezó a ralentizar su crecimiento, debido a que gran parte de las obras insignia de la presente administración estarían finalizando.

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Fuente: Inegi y CitiBanamex
Fuente: Inegi y CitiBanamex

Por su parte, la demanda estadounidense de bienes manufacturados nacionales no ha logrado recuperarse, mientras que el sector de servicios crece menos, afectado por las altas tasas de interés y el consumo a la baja, a causa del menor dinamismo del empleo formal.

Todo lo anterior se complicó a raíz de los resultados de las elecciones del pasado 2 de junio, que han generado una gran incertidumbre, la cual se ve reflejada en la volatilidad del tipo de cambio y que hace que las inversiones se retrasen, dijo Guillermina Rodríguez, subdirectora de estudios económicos de CitiBanamex.

En su opinión, existe una parte muy real, que son las altas tasas de interés que afectan a la inversión, y otra son las decisiones de los inversionistas ante la incertidumbre concerniente al Estado de derecho y las decisiones de política que tome el nuevo gobierno, comentó.

Impacto estatal

“Estamos viendo un mayor deterioro de la actividad económica al previsto anteriormente para el segundo semestre del año debido a varios factores, lo que implica hacer también un ajuste en las entidades”, explicó Rodríguez.

Entre las 16 economías estatales más afectadas por la desaceleración económica destacan Quintana Roo, Oaxaca, Tabasco, Campeche y San Luis Potosí. En el primer caso, su crecimiento pasaría de 10.2% en 2023 a una estimación de 3.0% para 2024, es decir un retroceso de 7.2 puntos porcentuales.

Esto se debe a la menor inyección de recursos federales para la construcción del aeropuerto de Tulum, que ya se terminó, y del Tren Maya, pues sería poco lo que tendría que destinarse a este proyecto. Además, el sector turismo no está creciendo como se esperaría, afirmó la especialista.

Le sigue en orden de importancia Oaxaca, con una disminución de 5.5 puntos porcentuales, al pasar de un crecimiento económico de 8.3% a 2.8% en los años referidos, así como Tabasco y Campeche, con más de cuatro puntos porcentuales menos respecto al crecimiento reportado un año antes.

Un caso similar es Quintana Roo, en donde la desaceleración económica se debe a la menor inversión pública. En Oaxaca también pesa la desaceleración del turismo, mientras que las economías de Tabasco y Campeche vuelven a depender de la extracción petrolera, que va a la baja, estimó Rodríguez.

“A diferencia de las entidades anteriores, cuya desaceleración estaría muy vinculada a la inversión pública, en San Luis Potosí lo que vemos es que habría un menor crecimiento de las manufacturas, pero aun así estamos considerando que crezca 3.1%, entonces estaría todavía muy por arriba del 1.9% previsto a nivel nacional”.

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2025: es complicado

El primer año será complicado para el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, con entornos externo e interno todavía muy inciertos, advirtió Rodríguez.

De acuerdo con las proyecciones de CitiBanamex, la desaceleración de la actividad económica se extendería hasta el próximo año, con un crecimiento de apenas 1.1%, la tasa más baja de los últimos cuatro años, cuando inició la recuperación luego del impacto de la pandemia.

La desaceleración se profundizaría en el segundo semestre de este año y la primera mitad del próximo, con la economía de Estados Unidos creciendo menos, altas tasas de interés, así como menor demanda interna provocada en parte por menor dinamismo del empleo.

Adicionalmente, el nuevo gobierno también estaría haciendo un esfuerzo por mejorar las condiciones de sus finanzas, por lo que habría una restricción fiscal que le impediría generar más gasto, que sirve como multiplicador de la economía, agregó la analista.

“Ojalá que para el próximo año se estabilicen las condiciones, sobre todo de incertidumbre en la parte política, y aun con tasas de interés altas se pudiera tener mejores perspectivas de la inversión para el siguiente año, sobre todo en cuanto al nearshoring”, dijo.

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