El mercado laboral en México alcanzó cifras récord en marzo pasado, pero la posibilidad de que la economía de Estados Unidos caiga en recesión amenaza con limitar la generación de empleos en el país durante el resto del año, advirtieron especialistas.
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La tasa de desocupación llegó a 2.4% de la Población Económicamente Activa en marzo pasado, tasa inferior a la de 2.7% esperada por analistas y la más baja desde 2005, cuando inició su registro, indican datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pese a ello, la perspectiva para el mercado laboral no es muy favorable para el resto del año.
“Es probable que la fuerza que agarró [el mercado laboral] se pueda mantener en abril, pero no los siguientes meses, ante la expectativa de una ralentización de la economía para la segunda mitad del año”, estimó James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco.
Durante el tercer mes del año se generaron 668 mil 925 plazas, arriba del promedio de 545 mil registrado durante los cinco meses de marzo previos, sin considerar al año de la pandemia.
Sin embargo, esta creación de empleos quizá sea de las más fuertes que se verá en todo 2023, agregó el especialista.
“Por el momento se mantiene una especie de círculo virtuoso, con el dinamismo económico impulsando al empleo, el cual, a su vez, contribuye al consumo y, por ende, a la actividad. En este contexto, creemos que los efectos de esta fortaleza se extenderán a los próximos meses”, estimaron analistas de Banorte.
A pesar de esto, prevén que los riesgos serán mayores hacia el cierre de año. Entre ellos, destaca la expectativa de una moderación en la actividad económica, en buena medida por un menor dinamismo de la demanda externa. No obstante, calculan que su potencial impacto sería acotado ante una expectativa favorable para 2024.
Riesgo de contagio
Entre los principales factores que podrían limitar el dinamismo del mercado laboral en los próximos meses destacan las crecientes posibilidades de recesión en Estados Unidos, dependiendo de su magnitud, coincidió Héctor Magaña, coordinador del Centro de Investigación de Negocios y Economía (Cien) del Tec de Monterrey.
Esto va a impactar en la evolución de la economía mexicana, particularmente porque la manufactura está ligada a la industria estadounidense y, si esta sufre una caída importante, “afectará al mercado laboral del país, porque el sector de la transformación es uno de los principales generadores de empleo en el sector formal”, agregó.
Entre los resultados del empleo en marzo destaca que la mayoría de las plazas creadas fueron de carácter formal, con 597.6 mil puestos (89% del total), cifra que contrasta con los datos del IMSS, en donde se registró un aumento de 135.8 mil.
Al respecto, se puede inferir que se abrieron empleos en otras áreas, tales como trabajadores federales y estatales, así como en las Fuerzas Armadas.
Esta fuerte generación de empleos formales está influenciada por los flujos de inversión extranjera, particularmente en la zona norte del país, estimó Magaña. Pese a ello, la tasa de informalidad es muy alta, de 55% de la población ocupada en el país.
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La buena noticia es que el empleo mantiene los niveles que lo ubican por arriba de lo reportado antes de la pandemia y sigue mejorando. Esto habla de que está en pleno crecimiento, como un reflejo de la actividad económica que se vio en 2021, 2022 y en los primeros meses de este año, advirtió Salazar.
Sin embargo, se podría dar un estancamiento en el mercado laboral, sobre todo en la segunda mitad del año, e incluso en el último cuarto de 2023 podría haber retrocesos, dependiendo de cuánto sea la pérdida de empleo al terminar diciembre, agregó.
Lo anterior hace más difícil recuperar el ritmo de la generación de empleos que se tenía incluso antes de la pandemia, dijo.
“El problema con el mercado laboral es que lo que se dejó de crear en años pasados se va acumulando, es una bola de nieve, donde cada año o trimestre se unen más personas a la fuerza laboral”, agregó el especialista de CI Banco.
Por otra parte, el desempeño del empleo dependerá de cómo se manejen las inversiones que lleguen al país debido al proceso de relocalización, también conocido como nearshoring, advirtió Magaña.
“Esto podría atenuar la desaceleración, pero se tienen que concretar elementos como los niveles de seguridad, el Estado de derecho y las condiciones económicas del país”, señaló.