El campo mexicano tuvo su peor inicio de año desde 2013, lo que complicará el éxito del plan antiinflacionario del gobierno, consideran expertos.
La estimación oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que la producción agropecuaria nacional se redujo 1.9% entre enero y marzo de este año frente al trimestre inmediato anterior.
La última vez que el campo mexicano tuvo un arranque de año tan débil fue en 2013, cuando iniciaba el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto y cayó 3.1% tras restar la inflación y estacionalidad.
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El sector agropecuario fue el único que se contrajo en los primeros tres meses de este año, pues las actividades relacionadas con los servicios se expandieron 1.1%, lo mismo que la industria.
El Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic) que se presentó el miércoles busca incrementar la oferta de alimentos producidos en el campo mexicano, depender menos de las importaciones y estabilizar el precio de 24 productos básicos, que en su mayoría están ligados al sector primario, explicaron analistas. Sin embargo, consideraron que sus efectos serán marginales y pueden tardar hasta un año en percibirse.
Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) reportó que la producción nacional de granos básicos entre enero y marzo pasado llegó a 6.4 millones de toneladas métricas, 6.2% menos que un año atrás.
En particular, la oferta de maíz mexicano descendió 4.8%, a 5.7 millones de toneladas, por una reducción de 9.3% en la superficie cosechada. México aumenta la importación de granos cada año porque la producción nacional no va acorde con la demanda, explicó Juan Carlos Anaya, director de GCMA.
En su opinión, el déficit del campo mexicano dificulta el éxito del Pacic, puesto que los productores nacionales toman como referencia los precios internacionales, con el maíz y trigo cotizando en su nivel más alto en la historia a causa de la guerra en Ucrania. “México es un tomador de precios internacionales, porque es un país deficitario en cuanto a la oferta de agroalimentos”, expuso.
En cuanto a granos y oleaginosas, el país cuenta con una autosuficiencia de 57.8%, por debajo de 75%, que es la tasa mínima recomendada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, señaló Anaya.
Desde su punto de vista, el Pacic puede tener efectos en el campo mexicano hasta dentro de seis, nueve o 12 meses.
El catedrático del IPN, Pablo Álvarez Icaza, ve difícil combatir la inflación alimentaria en medio de la situación actual del sector agropecuario.
Datos del Inegi muestran que el campo mexicano tuvo un mal inicio de año y eso es una señal de alerta para el gobierno, que quiere recuperar la producción en el sector, dijo.
“El Pacic puede ser útil, pero llegó un poco tarde y además evidencia que algunas políticas implementadas por este gobierno no han funcionado, cuando se supone que el campo sería uno de sus sectores prioritarios, pero ahora preocupa su impacto inflacionario”, comentó.
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En el mejor de los casos, dijo, los efectos del paquete comenzarán a reflejarse hasta los próximos ciclos agrícolas y pecuarios, pero además hay factores climatológicos que pueden ocasionar que el resultado no sea el esperado, aunado a aspectos estructurales que no se lograrán modificar, como la dependencia del mercado externo.
“Una de las alternativas para que la inflación se desacelere es apoyar la producción nacional de algunos alimentos. En ese sentido, hay varias medidas del Pacic que están orientadas a apoyar al campo mexicano, pero van a rendir frutos en el mediano plazo, no de manera inmediata”, dijo Luis Adrián Muñiz, subdirector de análisis económico de Vector Casa de Bolsa.