Los últimos movimientos de las españolas no significarían una fuga total de la región sino más bien una centralización de sus negocios. Los movimientos de Telefónica podrían ser una combinación de vender activos, como lo está haciendo en Centroamérica, y formar alianzas, como lo ha hecho recientemente en México, dónde ha aceptado usar parte de la red de AT&T para reducir sus pérdidas.
La decisión de Telefónica de quedarse en Brasil, donde tiene la mayor parte de su mercado latinoamericano, sugiere que su nuevo mantra es centralizar el negocio. Otras empresas españolas han tomado medidas similares: BBVA se ha centrado principalmente en México y Santander en Brasil.
A medida que aumenta la presión sobre los bancos, con bajas tasas de interés y sobre las empresas de energía como Repsol e Iberdrola que deberán reducir las emisiones de carbono, apostar a un único caballo ganador parece ser la mejor decisión que pueden tomar estas compañías españolas, que un día soñaron con hacerse con toda América Latina, y hoy tendrán que conformarse con un pedazo de ella.
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