La posición de oro de las reservas internacionales del país dio un salto de 6 mil 822 millones de dólares en que se encontraban al cierre del primer semestre del presente año a 7 mil 580 millones de dólares en julio, de acuerdo con información actualizada del Banco de México (Banxico).
Con ello, superaron a otros activos en los que están expresadas las reservas, como los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI), en los que hay el equivalente a 4 mil 125 millones de dólares, frente a los 4 mil 16 millones que valían hasta junio pasado.
En México, las reservas internacionales se integran en la mayor parte por activos financieros denominados en las divisas de mayor importancia en los mercados internacionales, tales como dólares de Estados Unidos, euros o yenes, entre otras.
Al cierre de julio de 2020, el saldo total de las reservas se había colocado en 192 mil 606 millones de dólares, es decir, un aumento semanal de 313 millones.
Comparado con los 180 mil 877 millones de dólares en que se encontraban al 31 de diciembre de 2019, significó un aumento acumulado de 11 mil 728 millones.
Las reservas en oro que gestiona el Banxico, equivalen a un volumen de 3.86 millones de onzas troy de oro fino.
El incremento en el precio del metal se ha reflejado en la revaloración de activos internacionales de México que sirven para enfrentar una salida de capitales.
A pesar de la doble crisis que se vive en México y en el mundo por la pandemia y sus efectos sobre la economía por las medidas tomadas para evitar el contagio del Covid-19, no ha sido necesario usarlas como en otras ocasiones.
Por el contrario, los activos internacionales del país en manos del Banxico se han robustecido durante la pandemia, contribuyendo a mejorar las cuentas externas junto con las remesas.
De acuerdo con Banxico, las reservas son activos que el banco invierte en el exterior. Su característica es la liquidez, es decir, la facilidad de uso para saldar obligaciones de pago fuera del país.
Su objetivo principal es contribuir a la estabilidad de precios cuando disminuyen los flujos comerciales o de capital de la balanza de pagos, entre otros.