Durante el segundo trimestre del 2020, la cuenta corriente de la balanza de pagos registró un superávit de cinco millones de dólares , en un entorno internacional complejo por el profundo impacto de la pandemia Covid-19 y las medidas adoptadas para evitar su propagación sobre la economía global , informó el Banco de México ( Banxico ).
Al dar a conocer el reporte en el que se contabilizan las transacciones internacionales de México con el resto del mundo, señaló que el saldo positivo representó el 0.0% del producto interno bruto ( PIB ), frente al superávit de 1.4% de igual periodo de 2019.
Lo anterior significa que los principales componentes de la balanza de pagos como la entrada y salida de mercancías, flujos de divisas, inversión extranjera , entre otros, todavía presentaron signos de deterioro como efecto de la recesión global, la incertidumbre y tensiones comerciales.
Sin embargo, Banxico destacó que pese a las afectaciones sobre la economía global , el envío de remesas al país han mostrado resiliencia, pues durante el segundo trimestre del presente año sumaron 9 mil 892 millones de dólares, lo que significó un crecimiento anual de 4.1%.
El banco central puso de manifiesto que en marzo de 2020 el país enfrentó un incremento considerable en la aversión al riesgo global, la caída en los precios del petróleo y reducciones en la calificación soberana y de Petróleos Mexicanos ( Pemex ).
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Lo anterior generó en un plazo muy corto aumentos importantes en las primas de riesgo, así como una depreciación significativa del peso, indicó.
Destacó que desde finales de ese mes y durante el segundo trimestre del año, los precios de los activos financieros en México comenzaron a recuperarse en línea con el comportamiento positivo de los mercados financieros internacionales y con los efectos de las medidas adoptadas para preservar un funcionamiento ordenado de los mercados.
Pero afirmó que a pesar de dicha recuperación, los mercados financieros no han alcanzado las condiciones previas a la emergencia sanitaria, al tiempo que destaca la incertidumbre ante los riesgos asociados a la pandemia y la persistencia de factores de riesgo idiosincrásicos en torno a la posición fiscal del país y la calificación crediticia de la deuda soberana y de Pemex, entre otros.
No obstante, la economía mexicana continuó captando recursos por concepto de otra inversión: inversión directa y derivados financieros.
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