Se prevé que la economía de América Latina se contraiga 4,6% producto de las tensiones sociales, el desplome de los precios del petróleo y la crisis del coronavirus.
Según el informe "La economía en los tiempos del covid-19" publicado por el Banco Mundial, la economía de Argentina retrocederá 5,2%, la de Brasil lo hará un 5% y la de México un 6%.
En palabras de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, la pandemia del coronavirus provocará "la peor caída económica desde la Gran Depresión" de 1929.
Y es que aunque lo peor de la pandemia se lo han llevado Estados Unidos, España e Italia, además de China, Georgieva enfatiza que, a final de cuentas, los países más pobres en África, Asia y América Latina serán los más afectados.
Para paliar los efectos de la crisis sanitaria, el FMI anunció el mes pasado que pondría a disposición US$50.000 millones, un monto que equivale a casi la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) de Ecuador y es superior al de Bolivia.
Por su parte, el Banco Mundial aseguró estar preparado para distribuir hasta US$160.000 millones en los próximos 15 meses con el fin de responder a las consecuencias sanitarias de la pandemia e "impulsar la recuperación económica".
Pero, ¿con cuánto dinero cuentan realmente estas organizaciones multinacionales y qué tanto pueden ayudar a los países más afectados por la crisis del coronavirus?
Un billón en el FMI
El FMI es el principal prestamista mundial con una capacidad de US$1 billón, según indica el organismo.
Esta suma incluye una herramienta para emergencias conocida como el servicio de crédito rápido (SCR).
Se trata de un instrumento que proporciona asistencia financiera rápida con condiciones limitadas a países de bajos ingresos y que cuenta con un monto disponible de aproximadamente US$60.000 millones.
Del total de la capacidad de préstamo del FMI, una parte ya ha sido utilizada en programas aprobados antes o durante esta crisis sanitaria que amenaza con causar una de las peores recesiones de la historia moderna.
"Cerca de US$220.000 millones han sido asignados, por lo que se deben excluir del billón de dólares", le explica a BBC Mundo un portavoz del FMI.
Analistas creen que la capacidad de préstamo del FMI podría ser insuficiente ante esta crisis.
Más de 90 países ya han solicitado asistencia de emergencia: el número más alto desde que el organismo fue creado hace 75 años.
No obstante, estos préstamos han sido criticados por su "falta de transparencia".
Las ONG Transparencia Internacional, Human Rights Watch y Global Witness le pidieron la semana pasada a la junta directiva del FMI que incluyera "medidas de transparencia y anticorrupción" en estos programas de ayuda para garantizar que el dinero llegue a los sectores más vulnerables.
El economista venezolano Ricardo Hausmann, director del Laboratorio de Crecimiento del Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, destaca que el FMI ya ha puesto sobre la mesa "mucho más" que los US$50.000 millones anunciados inicialmente.
"En este momento están desplegando su instrumento de servicio de crédito rápido y otro equivalente para países muy pobres", le dice a BBC Mundo.
"Podrán y estarán dispuestos" a otorgar acuerdos multimillonarios "de acceso extraordinario", agrega.
La principal fuente de financiamiento del FMI son las llamadas cuotas que pagan los países miembros y que se calculan según el tamaño de su economía.
Además, el FMI cuenta con dos mecanismos multilaterales de crédito permanentes: los llamados "nuevos acuerdos para la obtención de préstamos" (NAP) y los "acuerdos generales para la obtención de préstamos" (AGP).
Estos se pueden activar si se considera que el sistema de cuotas es insuficiente para satisfacer las necesidades de los países miembros en una crisis financiera, por ejemplo.
Por último, el FMI es uno de los mayores tenedores de oro del mundo.
Pero para venderlo o aceptarlo como pago de un país miembro, se necesita una aprobación por mayoría del 85% del total del número de votos de los países miembros.
Países como El Salvador o Venezuela ya han solicitado ayuda financiera al FMI.
El gobierno salvadoreño solicitó un préstamo de emergencia de cerca de US$400 millones al FMI.
Mientras que el gobierno de Nicolás Maduro pidió US$5.000 millones, lo que fue rechazado bajo el argumento de que no está claro si los miembros del FMI reconocen a Maduro o Juan Guaidó.
La cantidad de dinero que un determinado país puede obtener en calidad de préstamo del FMI depende generalmente del tamaño su contribución a la organización, pero puede haber excepciones.
El monto prestado puede ser mucho más elevado dependiendo de las necesidades de un determinado país y de la aprobación de la directiva del FMI.
Por eso, se puede decir que la cuota de un país es una referencia al momento de pedir un préstamo y no un límite.
En el caso salvadoreño, la cantidad solicitada es similar a la cuota que aporta al FMI.
El Banco Mundial funciona de manera diferente.
Pide dinero prestado vendiendo bonos en los mercados financieros, utilizando su calificación AAA -la máxima nota- que le permite acceder a préstamos con una tasa de interés muy baja.
Este dinero se lo presta a países en vías de desarrollo con tasas de 0,5% o 1%, cobrando el costo del procesamiento, le explica a BBC Mundo el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Humberto López.
El máximo monto que un determinado país puede pedir prestado al Banco Mundial depende de su tamaño.
"En algunos casos, los países grandes pueden tener préstamos de hasta 18.000millones o 20.000 millones de dólares", agrega.
No obstante, el economista Ricardo Hausmann resalta que el Banco Mundial no tiene muchas opciones para obtener recursos adicionales.
"Los US$160.000 millones no son adicionales. (El Banco Mundial) ha anunciado solo US$14.000 millones adicionales", agrega.
"El FMI es 70 veces más grande que el Banco Mundial", dice.
"Esto se ve en el hecho de que el FMI fue expandido para que lidiara con Europa, pero los países ricos nunca estuvieron de acuerdo con una expansión del Banco Mundial".
Asimismo, el economista concluye que el caso de otros bancos de desarrollo regionales es incluso "más extremo".
"Sus intentos de capitalización fueron aplastados hace unos años".
Tanto el Banco Mundial como el FMI son vistos frecuentemente como herramientas de control a manos de países ricos y a lo largo de los años han despertado numerosas críticas.
Una de las más comunes al Banco Mundial es la forma en que se rige.
Si bien el organismo cuenta con 188 países miembros, está dirigido por un pequeño número de naciones económicamente poderosas.
Por otro lado, las condiciones que el FMI suele imponer a los países a los que les presta dinero a veces son descritas como "duras".
En el pasado, estas han incluido la eliminación de subsidios, la reducción del impuesto corporativo y del déficit fiscal, la devaluación de la moneda y la apertura dela economía a la inversión extranjera.
Por ejemplo, Grecia, país donde comenzó la crisis financiera que atravesó la eurozona en 2009 y cuya economía resultó la más afectada, recibió préstamos de rescate del FMI.
Pero tuvo que elaborar y aplicar medidas de austeridad destinadas a reducir la deuda pública que, según críticos fueron excesivas y le hicieron aun más daño a la economía.
No obstante, algunos han elogiado el papel del FMI en algunas crisis como la monetaria de México en los años 1980.
Y otros, como Benjamin Friedman, economista de la Universidad de Harvard, han dicho que es difícil medir el éxito de la organización porque no podemos saber si sus políticas son "peores de lo que hubiera sido la alternativa".
Por su parte, el vicepresidente López también cree que nos avecinamos a una crisis sin precedentes en la historia moderna.
"Todo lo que estamos viendo apunta a que nos dirigimos hacia una recesión mayor que la que tuvimos en 2008 y que podría ser la más grande desde la II Guerra Mundial", le dijo a BBC Mundo el directivo del BM.
De allí la urgencia de que los US$160.000 millones prometidos por el presidente del Banco Mundial sean entregados de la "manera más ágil y rápida posible", agrega el economista.
La semana pasada la junta directiva del Banco Mundial aprobó US$1.900 millones de emergencia para combatir el covid-19 en varios países del mundo.
De este monto, India recibirá US$1.000 millones, mientras que Argentina se hará con US$35 millones y Ecuador, Haití y Paraguay con US$20 millones cada uno.
"En paralelo, nos estamos moviendo con otros diez países de la región. Tuvimos una revisión de operaciones para Guatemala, El Salvador y Honduras. Yo creo que para finales de mes habremos concluido 14 operaciones de apoyo para dar respuesta a la crisis sanitaria", indica López.
Estos préstamos están destinados principalmente a ayudar a países a adquirir material sanitario para combatir el covid-19.
"En algunos casos son mascarillas, en otros son guantes. En otros casos estamos hablando incluso de respiradores, como en el caso de Bolivia", detalla el vicepresidente del Banco Mundial.
"Se necesita una respuesta equivalente al 10% del PIB mundial."
Las perspectivas de crecimiento en la región van a depender en gran medida de cómo cada país será capaz de responder a la crisis sanitaria y aplanar la curva de contagio eficazmente, estima López, quien destaca el ambicioso programa de respuesta del gobierno peruano, que equivale a un 12% de su PIB.
El economista también resalta la desventaja en la que se encuentran los países altamente dependientes del turismo frente a la crisis que se avecina.
Algunas islas del Caribe dependen en hasta 40% de ingresos provenientes de esta actividad.
"La gente no está tomando vacaciones. Incluso cuando se relajen las medidas, creo que se puede anticipar que no todo el mundo estará en condiciones de subirse a un avión e irse de vacaciones".
Según Naciones Unidas, se necesita una respuesta multilateral a gran escala del 10% del PIB mundial para atenuar el impacto socio-económico de la pandemia.
"El covid-19 es la prueba más grande que hemos enfrentado juntos desde la formación de las Naciones Unidas", dijo el secretario general de la organización, António Guterres.
Para lograr este objetivo, los países más desarrollados deben tener la voluntad de ayudar a las naciones pobres más afectadas por la pandemia, que necesitan asistencia médica y sanitaria para detener el brote.
De lo contrario, el virus continuará su avance "como un incendio forestal en el sur con millones de muertes y la posibilidad de que la enfermedad reaparezca donde se suprimió anteriormente", como lo explicó Guterres.
Pero actualmente las economías más importantes del mundo -vitales para un plan de tal magnitud- están muy ocupadas tratando de contener sus propios brotes.
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