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El sur-sureste está experimentando un crecimiento que supera en más del doble al promedio nacional. Mientras que el país crece entre 3% y 4%, los ocho estados de esta zona lo hacen a 6%. Esta tendencia muestra la importancia de la integración económica de la península para potenciar las inversiones del sur-sureste e incrementar el multiplicador económico de la inversión en la región. Una alianza estratégica entre los gobiernos estatales de la península y del sur-sureste junto con el gobierno federal podrían lograr este objetivo.
En las últimas décadas, mientras algunos estados del país estaban estrechamente vinculados al comercio exterior y crecían a tasas superiores a 3%, los estados del sur-sureste quedaban rezagados, creciendo por debajo de este nivel. Esta disparidad se debía principalmente a la falta de inversión pública y al limitado interés del sector privado en la región, lo que llevó a que México tuviera un crecimiento promedio de 2% a nivel nacional por muchos años.
La reciente política económica, que se ha enfocado en concentrar inversiones de infraestructura en esta región, ha mostrado que el multiplicador de la inversión pública en la región es más alto de lo que se pensaba. Los proyectos como el Tren Maya, la refinería Dos Bocas, los caminos artesanales de Oaxaca, el aeropuerto de Tulum y el Corredor Transístmico han sido esenciales en este cambio. Por esta razón, cuando el sur-sureste crece, México crece más.
Para continuar con esta tendencia positiva, es crucial mantener y acelerar el impulso de crecimiento en la región. Esto implica no solo dar continuidad a los proyectos en marcha, sino también aprovechar las distintas vocaciones económicas de las regiones de la península e invertir en la integración de estas actividades económicas para potenciar la prosperidad compartida en la región.
Para lograrlo, es esencial fortalecer la conectividad dentro de los estados; enlazar los estados del sur-sureste al corredor interoceánico; unir al estado de Campeche con los estados de la región; y vincular al sur-sureste con el resto de la República y el comercio internacional, principalmente con las economías de Centroamérica y el Caribe.
Hay un gran potencial en la infraestructura logística ya existente. La región cuenta con acceso estratégico tanto al océano pacífico como al golfo de México y el mar del Caribe. A pesar de ello, los puertos actuales no están siendo utilizados al máximo de su capacidad. Con inversiones focalizadas es posible conectar a la región con los mercados de la costa este y oeste de los Estados Unidos, Europa y Asia, además de potenciar la inversión realizada con los macroproyectos de la actual administración.
Por lo anterior, es necesario una estrategia de integración peninsular donde participen los gobiernos estatales, las empresas y el gobierno federal. La estrategia debe tener al menos cuatro componentes de arranque.
Primero, un banco de proyectos de infraestructura para la conectividad dentro y entre estados, enfocado en identificar necesidades y oportunidades de inversión, especialmente en zonas críticas para el desarrollo. Esta será una herramienta confiable que permitirá atraer inversionistas, tanto nacionales como internacionales.
Actualmente, ya se han detectado proyectos que podrían incluirse en este banco, por ejemplo, la rehabilitación de vías férreas entre los estados, la construcción de autopistas que conecten con el corredor del Istmo y el Tren Maya.
Segundo, el desarrollo de actividades productivas y la atracción de inversión. Es vital diversificar la economía de la región, consolidando sectores ya establecidos y propiciando la aparición de nuevos nichos productivos. Para ello, es importante la coordinación con los gobiernos estatales y municipales de la región.
Tercero, el desarrollo de servicios financieros y la inclusión financiera. Es fundamental asegurar que los beneficios económicos alcancen a todos, especialmente a comunidades vulnerables y arraigadas en sus tradiciones. Para lograr esto, se propone ofrecer productos financieros que no sólo sean asequibles, sino que estén alineados con las necesidades específicas de los artesanos y pequeños empresarios.
Cuarto, proveer financiamiento. Promover un hub financiero en el sur-sureste podría ayudar a diversificar la economía al incrementar los servicios financieros en la región y facilitar el acceso al financiamiento.
Esto implica crear un enclave de servicios financieros locales con enfoque de financiamiento sostenible para el sureste, mediante la provisión de servicios y herramientas adecuadas a las necesidades de la región, como terminales punto de venta y herramientas financieras digitales que ya están mostrando resultados positivos en estados como Yucatán.
Estas acciones además de continuar con el desarrollo de la región, nos permitirá aprovechar la oportunidad histórica que representa la relocalización de las cadenas globales de valor en todo México. De este modo, fomentaremos inversiones equitativas que beneficien a todo el país y podremos incrementar el crecimiento potencial del país.
Subsecretario de Hacienda y Crédito Público