Seguramente muchos han oído hablar de la economía moral. El término ha sido utilizado varias veces por el presidente Andrés Manuel López Obrador, como parte de su autollamada Cuarta Transformación, e incluso escribió un libro titulado Hacia una economía moral.
En mayo de 2021, el Ejecutivo anunció que el nuevo gobernador del Banco de México (Banxico) sería un economista con dimensión social y partidario de la economía moral. Pero, ¿qué es y a qué se refiere ese concepto?
El término fue utilizado por el historiador e intelectual británico Edward Palmer Thompson, influenciado por Carlos Marx.
Su libro La formación de la clase obrera en Inglaterra, publicado en 1963, contrapone la vieja economía moral con la de mercado como un conflicto entre clases hegemónicas y subalternas.
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Hay un segundo trabajo escrito en 1976 por el politólogo James Scott, de la Universidad de Yale, inspirado en la investigación de Thompson, titulado La economía moral del campesino: rebelión y subsistencia en el sudeste asiático, en el que analiza a los agricultores del arroz en Vietnam y Malasia.
Sin embargo, para algunos académicos, la economía moral data del siglo 18, como concepto impulsado por Adam Smith.
Considerado el padre de la economía, escribió una saga de dos grandes libros: La teoría de los sentimientos morales y La riqueza de las naciones.
Fue el primero en dar un enfoque económico a la parte moral del comportamiento de los seres humanos. Habla del espíritu de benevolencia que debe existir en las personas.
Biblia económica
“Este pensamiento de Smith, hay quien dice que es la Biblia de la economía”, dice el profesor e investigador de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana, Gabriel Pérez del Peral.
En sus libros están plasmados los pilares del libre comercio y mercado, señala, pero al mismo tiempo habla de ese espíritu de generosidad que debe haber entre los ciudadanos, y para ello debe haber autoestima y empatía.
Para Smith, detalla el académico, la autoestima y empatía deben ir combinadas para que se logre el espíritu de benevolencia entre la gente, pero tiene que estar orientada por las instituciones y las costumbres.
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En La riqueza de las naciones, de 1776, Smith habla también de la autoestima, y establece que debe estar orientada hacia la necesidad de comerciar, y como resultado se tiene una sociedad más civilizada y próspera, como si estuviera guiada por una mano invisible, dice.
Es decir, un gobierno que sepa dirigir, ordenar y orientar el interés personal de la gente hacia la solidaridad, pero sin coerción.
De acuerdo con el académico, eso actualmente se puede ver en el libre mercado, con economías desarrolladas como la de Europa, que se conduce a la prosperidad generalizada. “Los mejores ejemplos son la Unión Europea y Estados Unidos”.
El legado de Smith se ha hecho realidad todos los días con la economía más grande y el mercado más importante del mundo, que es Estados Unidos, sostiene.
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“Todos quieren vender y generar prosperidad”, expresa, lo que explica que las corrientes migratorias van hacia Estados Unidos y no precisamente a Cuba.
Ese comportamiento virtuoso entre la gente se genera por el concepto que preveía Smith en el siglo 18, pondera.
Este país es parte de ello, destaca Pérez del Peral, al tener un intercambio comercial como el del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“México se abrió al comercio internacional a partir de 1985, y ha generado prosperidad porque la gente consume más y la clase media se ha ampliado,” agrega.
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Para el investigador, en economías centralmente planificadas, como las que tienen su base en el marxismo, no hay un sólo ejemplo que haya generado mayor prosperidad; al contrario, hay escasez y pobreza.
“El peor estado para generar autoestima es la pobreza y, por lo tanto, la gente no es empática y no hay solidaridad”, advierte.
Desde su perspectiva, esa es la virtud de la economía moral como la concibió Smith.
Como ejemplo, señala que cuando hay crisis, como la que se vive en la actualidad por la pandemia de Covid-19, está presente John Maynard Keynes, el economista británico más influyente del siglo 20, cuya teoría es que se necesita un mayor gasto público para sacar temporalmente a la sociedad de una recesión.
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Este postulado se aplicó en la Gran Depresión, durante la década de 1930, pero llega un momento en que deja de ser efectivo, pues al restablecerse la situación, aparece de nuevo Adam Smith con el libre mercado, menciona el académico.
Pérez del Peral relaciona ese pensamiento con lo que sucedió en 1950, con la inauguración de la ciencia de las políticas públicas con un artículo que escribió Harold Lasswell.
“Su fin último es que la gente tenga autoestima”, refiere sobre las teorías de Lasswell, y en esa medida las personas serán sicológicamente sanas y se incorporarán a los mercados de trabajo de forma productiva.
Se generan individuos con autoestima respecto al valor público, lo que tiene que ver con una vida digna de educación, salud, infraestructura y que la gente tenga trabajo, explica.
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Visión para Banxico
Antes de dejar de ser secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Arturo Herrera habló del significado que tiene el hecho de que el Presidente lo haya designado como próximo gobernador del Banco de México, por ser partidario de la economía moral.
En la última entrevista que dio a un medio, dijo a EL UNIVERSAL que López Obrador le enfatizó que a partir de 2022 irá a una institución autónoma, subrayando el hecho de que hay independencia en el banco central, lo que significa que hay interés y obligación de respetarla.
Por otro lado, el futuro gobernador del Banxico comentó que durante la reunión de ministros y gobernadores centrales del G20 en Venecia, Italia, en la que participó el mes pasado, además de las discusiones en materia tributaria internacional, se abordó el tema de la desigualdad que existe en el mundo.
“Eso que se está pensando es que la política económica tiene que tratar de disminuir la desigualdad”, apuntó.
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Desde los bancos centrales también se puede trabajar en ese sentido, dijo, pues a pesar de que en su ámbito no existe la política social, como sí ocurría en la Secretaría de Hacienda, está la inclusión financiera.
“Es dar estabilidad al sistema financiero para que las tasas de interés sean accesibles, y eso es una parte de las responsabilidades que hay en el banco central”, matizó. Pero lo más importante, destacó, es mantener la inflación bajo control, porque ayuda a todas las personas, en especial a quienes menos tienen.
“Una de las mejores formas de hacer política económica con un sentido ético desde la banca central es asegurar que se tiene la inflación bajo control”, recalcó.
Sin embargo, dada la coyuntura en la cual todos los analistas han elevado sus pronósticos para la inflación a un nivel de 6% para el cierre de este año, Herrera dijo que todo parece apuntar a que esa presión será transitoria.
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Mientras tanto, agregó, habrá que monitorear los precios al consumidor.
Para el próximo gobernador de Banxico, lo que está pasando con la inflación no es privativo de México, sino que es algo que se está viviendo en todo mundo.
Los otros datos
Al igual que se ha referido a indicadores como el Producto Interno Bruto, señalando que él tiene “otros datos”, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene su propia manera de interpretar la economía.
El viernes, luego de que un día antes el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó que el número de personas en situación de pobreza en México pasó de 51.9 a 55.7 millones de personas entre 2018 y 2020, el Mandatario mostró su desacuerdo con esa estadística.
“No acepto el resultado de esa encuesta. Tengo otros datos. Creo que la gente recibe más apoyo y, aún con la pandemia, tiene para su consumo básico. Y algo muy importante, no ha perdido la fe. Estamos saliendo adelante”, dijo en su conferencia mañanera.
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