París.- El impacto de la pandemia de sobre la economía provocará este año una caída de la actividad del 4,5 %, una proyección que revisa al alza los cálculos anteriores de la , pero no esconde que la recuperación será lenta y está llena de incertidumbre.

En su informe de perspectivas intermedias, que repasa las de junio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) mejora este miércoles en 1,5 puntos porcentuales su estimación inicial, aunque avanza que el producto interior bruto (PIB) mundial crecerá en 2021 un 5 %, dos décimas menos que hace tres meses.

Ese es el escenario central sobre el que trabaja ese organismo con sede en París.

Si la confianza empresarial y de los consumidores aumenta más rápido de lo asumido, los nuevos brotes de coronavirus solo requieren medidas de contención suaves y localizadas y se vislumbra un tratamiento o vacuna antes de lo previsto, el PIB podría crecer hasta el 7 % en 2021 y el comercio hasta el 6 %.

En cambio, si la incertidumbre es más profunda de lo estimado y los brotes se intensifican, el crecimiento del PIB podría reducirse en 2,5 o 3 puntos y el comercio global caer hasta el 7 % el año que viene.

Para 2021, la pérdida global de ingresos se elevaría a 7 billones de dólares (unos 5,8 billones de euros), una cifra que si la situación mejora se reduciría a 4 y que si empeoran las expectativas podría llegar a los 11 billones.

"El mundo afronta su ralentización más dramática desde la II Guerra Mundial. No hay manera de edulcorarlo", dijo en la presentación la economista jefa de la OCDE, Laurence Boone, que recalcó que menos consumo, producción e inversión conduce inevitablemente a que haya menos empleo.

FUERTE INCERTIDUMBRE

La OCDE admite que sus cálculos están sujetos al avance de la y a las políticas fiscales y de estímulo para contener su efecto.

Para el conjunto del G20, su proyección reduce al 4,1 % la caída en 2020, frente a la del 5,7 de junio en su escenario más optimista, y mejora en dos décimas la subida de 2021, hasta el 5,7 %.

Solo un país, China, registra en ambos casos un crecimiento de su PIB, del 1,8 % este año y del 8 % el que viene, lo que supone un alza respectiva de 4,4 y de 1,2 puntos porcentuales, impulsada por su rápido control del virus y por haber sido el primer país en el que estalló.

Los descensos en el resto del G20 reflejan este año el golpe de la crisis sanitaria en la economía, con Sudáfrica (-11,5 %), Argentina (-11,2 %), Italia (-10,5 %) y (-10,2 %) como países más afectados, y las bajadas más contenidas en Corea (-1 %), Turquía (-2,9 %) e Indonesia (-3,3 %).

Aunque para Reino Unido (-10,1 %), Francia (-9,5 %), Alemania (-5,4 %) y la eurozona (-7,9 %) mejora sus proyecciones en más de un punto, o en 3,5 en el caso de Estados Unidos (-3,8 %), esos países no consiguen escapar de la zona roja del descenso del PIB.

RECUPERACIÓN LENTA

Para 2021, en la mayoría de las economías la proyección es inferior a sus cifras de 2019 y "significativamente menor" a lo calculado antes del covid-19, señala la OCDE, para la que esto evidencia el riesgo de un impacto a largo plazo de la pandemia, cuya cifra de muertos global ha superado los 900.000.

Las principales subidas del PIB el año que viene están protagonizadas por India (10,7 %) y China (8 %).

Su previsión para la eurozona se rebaja en 1,4 puntos, hasta el +5,1 %, y para sus tres países dentro del G20, Alemania (+4,6 %), Francia (5,8 %) e Italia (+5,4 %) esta cae en 1,2, 1,9 y 2,3 puntos porcentuales.

Sus tres integrantes latinoamericanos también ofrecen un crecimiento moderado, del 3 % para México y 3,2 % para Argentina. De Brasil, para el que calcula una caída del 6,5 % en 2020, anticipa un avance del 3,6 % en 2021, seis décimas menos que en junio.

Estas perspectivas intermedias, a diferencia de sus dos grandes informes semestrales, no ofrecen un análisis detallado de todos los países y no incluyen a España, para el que en junio se calculó una caída del 11,1 % este año y de hasta el 14,4 % en caso de una segunda ola.

La OCDE constata que la recuperación ha perdido impulso desde el verano y tiene claro que deben mantenerse las políticas de apoyo fiscal, monetario y estructural para preservar la confianza y limitar el impacto de la crisis.

En concreto, insta a lograr un "delicado equilibrio" entre la adaptación del mercado laboral a la situación y las medidas para frenar la pérdida de empleos, que hasta mayo permitieron mantener unos 50 millones de puestos en el conjunto de la OCDE, "cerca de diez veces más que durante la crisis financiera global" de 2008.

"No hay que repetir los errores del pasado y quitar el apoyo fiscal demasiado pronto", concluyó Boone, que señaló que poner barreras a los intercambios, con el cierre de fronteras o mayor burocracia, tiene un impacto económico y laboral.

fml

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