Mr. Market es un hombre que apuesta en los mercados bursátiles motivado por el pánico, la euforia o la apatía.
Se trata de un personaje imaginario creado por Benjamin Graham en su libro de 1949 "El inversor inteligente" que en una interpretación contemporánea podría describirlo como un inversor bipolar que pasa repentinamente del optimismo al pesimismo.
Graham utiliza la metáfora para decir que en el corto plazo las bolsas se comportan como Mr. Market: reaccionan con locura ante las malas y las buenas noticias, haciendo que los mercados suban y bajen como si se tratara de una montaña rusa.
Y eso es lo que hemos estado viviendo recientemente cuando -por la rápida propagación del coronavirus y la caída del precio del petróleo- los mercados bursátiles han estado extremadamente volátiles.
Mientras el lunes Wall Street cayó más de 7,5% en la peor jornada bursátil desde la crisis de 2008, el martes la principal bolsa estadounidense subió 4,9%, animada por el anuncio de medidas de estímulo económico por parte de la Casa Blanca.
En medio de la vorágine, mucha gente se pregunta cómo funcionan las bolsas, por qué se desploman y vuelven a subir, y cómo les puede afectar.
Estas son 5 claves para entender cuáles son las fuerzas que mueven a los mercados.
Un factor clave en determinar el precio de las acciones son las expectativas, es decir, lo que los inversores creen que puede ocurrir en el futuro.
"El valor de las cosas es extremadamente subjetivo", le dice a BBC Mundo Diego Mora, analista senior de la consultora XTB.
Por ejemplo, si compras un celular, que tiene un precio de US$1.000, apenas sales de la tienda, no lo vas a poder vender por más de US$700, explica.
En el caso de las bolsas, hay miles de millones de personas que opinan sobre cuánto vale una empresa y, por lo tanto, el precio de sus acciones.
"Al final se llega a una especie de consenso respecto al valor de una compañía, pero es un consenso que cambia segundo a segundo", dice Mora.
Y lo que vale una empresa que opera en bolsa (según la opinión de los inversores) es lo que determina el precio de las acciones.
2. ¿Qué compras realmente cuando adquieres una acción?
Una acción es una participación en la propiedad de una empresa que ha salido a bolsa como una forma de conseguir financiamiento, generalmente cuando tiene planes de expansión.
Cuando compras la acción de una compañía es porque crees que a la empresa le irá bien y recibirás dividendos o incluso un precio más alto por tus acciones que el que pagaste cuando decidas vender.
El misterio está en qué momento conviene comprar y cuándo conviene vender.
Y ahí es donde, además del análisis técnico sobre la salud financiera de una compañía, entra en juego el factor psicológico.
"Las bolsas son un reflejo psicológico de la sociedad" porque se mueven en relación a las expectativas de las personas, le dice a BBC Mundo Borja Ribera, profesor del Master en Bolsa y Mercados Financieros de la EAE Business School, España.
Aunque también se puede invertir en índices bursátiles, que son conjuntos de acciones de distintas empresas usados como referencia.
Un índice bursátil tiene un valor numérico, que se calcula según el precio de mercado de cada una de las empresas que lo componen. Puede representar la evolución de las acciones de un determinado país o de un sector.
Aunque hay muchas bolsas e índices en el mundo (como el Nikkei 225, FTSE 100, Eurostoxx 50 o el Ibex 35), el mercado más emblemático es Wall Street.
Y en este mercado algunos de los principales índices son el Dow Jones de Industriales, el S&P 500 o el Nasdaq 100, que suelen aparecer en los titulares de la prensa.
Generalmente los especialistas recomiendan a los inexpertos invertir en un índice, antes que concentrar su dinero en una sola compañía, para disminuir el riesgo de perder los ahorros.
Si la bolsa es un reflejo psicológico de la sociedad, como dice Ribera, en una situación de pánico o estrés financiero, "los interesados en comprar, quieren comprar a un precio muy barato y los que quieren vender, están dispuestos a hacerlo a cualquier precio", explica el experto.
Así, con la ley de la oferta y la demanda en pleno juego, los compradores aprovechan la oportunidad de los precios bajos y la cotización de las acciones se hunde.
Y como el miedo alimenta el miedo, se produce el desplome.
Así lo explica el "psico-trading" o la psicología del inversor, que se ha dedicado a investigar estas conductas.
Si todo el mundo quiere vender porque temen que las acciones sigan cayendo y hay pocos que quieren comprar.
4. ¿Es arriesgado invertir en bolsa?
En la bolsa se puede distinguir entre los inversores que son más cautos, como los fondos de pensiones, y los que tienen hambre de riesgo.
Los más conservadores tienden a refugiarse en instrumentos que dan rentabilidad fija a largo plazo (como los Bonos del Tesoro de EE.UU.) porque son más seguros.
Aunque habitualmente los inversores diversifican sus fondos entre activos financieros de renta fija (más seguros) y activos de renta variable (más riesgosos).
"Hay una relación inversa entre riesgo y rentabilidad", dice Ribera.
"Mientras menos riesgo estoy dispuesto a asumir, menor rentabilidad podré sacar".
Y entre los distintos perfiles de inversores, también están los llamados traders o "especuladores" que quieren ganar dinero en poco tiempo.
Ellos apuestan por las "ventas cortas" con el objetivo de ganar dinero en minutos.
Es por eso que "a los especuladores les benefician estas caídas bursátiles", explica Mora.
"Mientras más caen las acciones, más dinero ganan. Y los especuladores sacan ventaja de cualquier movimiento, sea alcista o bajista".
Algunos los ven como el "villano de la película" motivados por la codicia y otros los ven como los ganadores del juego.
En el mercado bursátil, no solo invierten humanos. También hay robots que compran y venden acciones utilizando algoritmos, en un proceso conocido como "trading algorítmico".
Estos robots se dedican a la especulación bursátil siguiendo la oferta y la demanda en las bolsas de valores. Y lo hacen en décimas de segundos.
Los inversores ingresan los parámetros para que el robot opere según determinadas circunstancias.
"Le puedo decir a la máquina cuando pase esto en el mercado, quiero que compres y cuando pase esto otro, quiero que vendas", comenta Ribera.
Lo interesante es que actualmente "hay más transacciones hechas por robots que por humanos directamente".
Y los encargados de ingresar los parámetros a la máquina inversora son matemáticos y físicos que se han especializado en esta área.
En términos prácticos, no puedes ir a tocar la puerta de Wall Street o invertir online directamente sin tener una cuenta de valores.
Para entrar al juego bursátil, tienes que abrir una cuenta con un intermediario (broker) que te dé acceso a los mercados financieros a través de una corredora de bolsa, un banco u otra entidad.
El broker te pone en contacto con otros inversores para ejecutar la compra y venta de acciones.
Y por ese se servicio cobran una comisión que varía sustancialmente de país en país y de acuerdo al nivel de especialización de la asistencia que prestan.
Hay brokers que intervienen en un nivel mínimo en la transacción y otros (que cobran mucho más caro) que se hacen cargo de todo el proceso, incluyendo el análisis de los mercados para darte recomendaciones.
¿Cuánto es lo mínimo que hay que tener para invertir? Aunque no existe un mínimo propiamente tal, los expertos recomiendan un piso de al menos US$1.000.
Lo importante es prestar atención a la comisión que hay que pagarle al intermediario o el pago de impuestos a las transacciones, por que si la rentabilidad es poca, puede desaparecer como el agua entre los dedos.
"Al final el porcentaje de personas que pierden dinero en los mercados es mayor que el de los que ganan", dice Mora.
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