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Por tercera vez en el año, el consumo privado, uno de los principales motores de la economía, registró en mayo un retroceso mensual, producto de la menor demanda de bienes tanto de origen nacional como importado, de acuerdo con los datos del Inegi.
Con base en cifras desestacionalizadas, el indicador mensual del consumo privado en el mercado interior disminuyó 0.2% durante mayo de 2019 con relación al nivel del mes inmediato anterior.
La contracción de la inversión pública y privada, el retroceso de la confianza empresarial y del consumidor, así como el menor dinamismo de la generación de empleos fueron los principales factores que frenaron el indicador.
Aun cuando el consumo de bienes y servicios de origen nacional creció 0.1% en mayo pasado respecto al mes previo, esto se debió al dinamismo del gasto en servicios que avanzó 0.9%, mientras que el consumo de bienes nacionales retrocedió 0.6%.
El consumo en bienes de origen importado se redujo 1.8% durante mayo, luego de que en abril había logrado un incremento de 5.2%. Lo anterior es consistente con la contracción de 2.2% a tasa anual que reportaron las compras al exterior de bienes de consumo no petroleros en el mes de referencia.
Pese al retroceso mensual reportado en mayo, el consumo privado en el mercado interno se mantiene por arriba de los niveles reportados un año antes.
En su comparación anual, el indicador mostró un avance real de 0.3% en el mes de referencia.
Los gastos en bienes de origen importado tuvieron un alza de 0.7% en mayo, y en bienes y servicios nacionales se incrementaron 0.4% (los gastos en servicios se elevaron 0.7% y en bienes fueron mayores en 0.1%), con relación a los de igual mes de 2018.
La debilidad del consumo privado en el mercado interno se vio reflejado en parte por las ventas de los comercios al menudeo, ya que si bien reportaron un crecimiento de 0.7% en mayo respecto al mes anterior, a su interior, cuatro de los nueve sectores que lo integran observaron disminuciones.
La percepción de las familias sobre su situación económica y del país viene en retroceso en los últimos meses, lo que impacta en el consumo del sector privado.
Durante julio, el indicador de confianza del consumidor retrocedió 1.6% respecto a junio, con lo que hila cinco meses a la baja.
El resultado fue producto de las caídas en los cinco componentes del índice. La más fuerte se dio en el indicador que mide la posibilidad de compra de bienes duraderos, pues tuvo una contracción de 3.5%; la situación futura del país tuvo un importante descenso de 1.5%, y prácticamente ha revertido todas las ganancias que registró desde diciembre de 2018.
Los analistas coinciden en que el consumo privado en el mercado interno continuará con un débil desempeño, debido al menor dinamismo de la inversión pública y privada, así como a la menor generación de empleos esperada para la segunda mitad del año.