Los dos principales motores de la economía mexicana, la inversión física y el consumo privado en el mercado interior, se desplomaron en mayo pasado, regresando a niveles de hace 23 y 11 años, respectivamente, de acuerdo con datos del Inegi.
La inversión fija bruta, que representa los gastos realizados en maquinaria y equipo de origen nacional e importado así como los de construcción, cayó 38.4% en el quinto mes del año respecto al mismo periodo de 2019, con lo que se ubicó en el nivel más bajo desde julio de 1997, con base en cifras ajustadas por estacionalidad.
El indicador mensual del consumo privado registró en mayo una contracción récord de 23.5% a tasa anual, pese a un efecto de calendario favorable (un sábado y domingo adicional respecto a mayo de 2019), con lo que regresó a su menor nivel desde junio de 2009.
La fuerte contracción de ambos indicadores se dio en mayo, mes que tuvo contexto de severas restricciones a la movilidad y a la actividad económica, lo que debilitó su dinamismo.
El dato negativo se combinó con debilidad en el empleo y menores niveles de confianza.
Diagnóstico del enfermo
Al interior de la inversión en construcción, el sector residencial registró el mayor desplome anual, con tasa de -36.1%, mientras la no residencial, ligada al gasto en infraestructura privada y obra pública bajó 29.8%.
El director de análisis económico de Banorte, Juan Carlos Alderete, dijo que los resultados aluden a la difícil coyuntura de incertidumbre, menor crecimiento esperado y con las empresas recortando gastos de capital al mínimo para privilegiar la liquidez.
Paciente alicaído
Al interior del consumo privado, la baja fue generalizada. En su comparación anual, los gastos en bienes importados retrocedieron -33.8% y en bienes y servicios nacionales -22.4% (los gastos en servicios cayeron 23.4% y en bienes -21.5%), con relación a mayo de 2019.
La mayor parte de las pérdidas del consumo se han concentrado en bienes duraderos y semiduraderos. En ambos, sus niveles son los más bajos desde 1993, cuando inició la serie.
Los semiduraderos generaron mayor alarma, pues su índice cayó debajo de 25 puntos, una pérdida de 80% en mayo frente al mismo mes de 2019.
Esta dinámica negativa se reflejó en caídas de similar magnitud para industrias como muebles, la de piel y la textil, que hasta mayo eran manufacturas de peor desempeño.
Aunque la caída del consumo es de dimensiones mayúsculas, el daño que se percibe es menor al de la inversión, por lo que se esperaría que en junio sea este componente, junto con las exportaciones, el que más rápido reaccione a la reapertura de la economía tras la finalización de la jornada de sana distancia, explicó Daniel Arias, analista económico de grupo financiero Monex.
Más allá de este efecto, será complicado que el consumo tenga avances importantes mientras la amenaza del Covid-19 siga vigente y, por el contrario, estará sujeto al riesgo de un desempeño acotado debido al deterioro del mercado laboral mexicano, agregó.