El dólar caro nos impacta de varias maneras, en un principio eleva el precio de los productos importados y encarece las mercancías e insumos que las empresas utilizan para producir bienes y servicios en el país.
Al inicio, algunos empresarios puede que decidan no trasladar los mayores costos al consumidor y reducir sus márgenes de ganancia para continuar vendiendo sus productos, pero si el dólar se mantiene alto, los productores se verán obligados a subir el precio de sus artículos, lo que impulsará a la inflación y restará poder de compra a las familias.
La semana pasada, la mayoría de analistas esperaba que el Banco de México (Banxico) recortara sus tipos de interés el 26 de marzo, lo que daría un incentivo a los bancos privados para prestar dinero con tasas más bajas. Sin embargo, el riesgo de que el dólar se traslade a los precios al consumidor puede impedir que esto suceda.
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El desplome de las bolsas de valores también nos perjudica, cuya impacto inmediato se observa en los ahorros que tienen los trabajadores en las Afores, como se observó en febrero pasado, que reportaron la primera minusvalía tras 14 meses de ganancias. La rentabilidad de los fondos de inversión y otros instrumentos también se ve reducida.
Los proyectos de expansión de las empresas se pueden ver frenados, porque la caída prolongada en las bolsas de valores limita las posibilidades de las emisoras de recurrir a ampliaciones de capital para financiar estos planes de crecimiento y, como consecuencia, impide la creación de empleos.
El hundimiento de los petroprecios impacta en un principio a Pemex y al sector público, los cuales perciben menos ingresos por las exportaciones de crudo.
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Los Criterios Generales de Política Económica 2020 explican que si bien la baja en los petroprecios reduce los gastos por importar gasolinas y otros hidrocarburos para Pemex, el sector público padece pérdidas superiores debido a la caída en sus ingresos por exportaciones de petróleo.
En el mediano y largo plazos, el gobierno dispone de menos presupuesto para invertir en escuelas, hospitales, carreteras y puentes, así como para ofrecer programas sociales o hacer frente a sus compromisos financieros.
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