Botanas, dulces, chocolates, helados, golosinas y bebidas saborizadas robustecieron las arcas del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, al generar por 341 mil millones de pesos.

La recaudación de impuestos a los alimentos y bebidas no básicos, causantes de enfermedades como diabetes e hipertensión, se duplicó al compararla con el periodo similar del expresidente Enrique Peña Nieto, cuando se obtuvieron por el mismo concepto 180 mil millones de pesos, de acuerdo con los registros de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Se trata de un gravamen indirecto de fácil recaudación o Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) no petrolero, porque lo pagan los consumidores al momento de adquirir la mercancía.

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Encarecimiento de la comida chatarra
Encarecimiento de la comida chatarra

Pese a las campañas antiobesidad impulsadas en la gestión del presidente López Obrador, cuyo principal eslogan es “¡Pura vitamina!”, el consumo de estos alimentos se incrementó a mayor velocidad que en la administración pasada, cuando este gravamen se integró por primera vez como parte de la política fiscal.

Esto se reflejó en la recaudación del impuesto antiobesidad, que se creó en 2014 con el fin de desincentivar su consumo, sobre todo en los niños para evitar enfermedades crónico-degenerativas durante la tercera edad.

Los datos de la SHCP indican que la recaudación del IEPS exclusivamente a alimentos no básicos con alta densidad fue de 157 mil millones de pesos de diciembre de 2028 a julio de 2024, el doble de los 79 mil millones del gobierno anterior. Para efectos fiscales, los alimentos no básicos, conocidos popularmente como chatarra, son los que se gravan con una tasa del IEPS de 8% por cada 100 gramos o mayor de alta de densidad calórica cuyo contenido energético es de 275 kilocalorías.

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Pueden ser botanas o frituras, productos de confitería, chocolates y demás productos derivados del cacao, flanes y pudines, así como dulces de frutas y hortalizas. Además, las cremas de cacahuate y avellanas, dulces de leche, los alimentos preparados a base de cereales, helados, nieves y paletas de hielo.

La actual administración también obtuvo 183 mil millones por el IEPS a bebidas saborizadas. Se trata de los refrescos, concentrados, polvos, jarabes, esencias o extractos de sabores, que al diluirse permitan obtener bebidas y las que se expendan en envases abiertos utilizando aparatos automáticos, eléctricos o mecánicos o refrescos de máquina, así como también leches saborizadas de almendra, coco, avena, soya, entre otras.

La cuota del IEPS por litro aplicable a ese tipo de bebidas vigente para el ejercicio de este año es de 1.57 pesos por litro.

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Se multiplican ingresos por energizantes

El fisco obtuvo otros mil millones de pesos por el impuesto especial que pagan los consumidores por las bebidas energizantes, 14 veces más frente a los 71 millones de pesos de Peña Nieto. Son las que, si bien no contienen alcohol, se elaboran con sustancias estimulantes conocidas como hipertónicas, neurotizantes o sicoactivas, para disminuir la fatiga y el agotamiento.

El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) refirió que la idea de imponer un gravamen para modificar los hábitos de consumo fue inicialmente planteada por el filósofo utilitarista Jeremy Bentham. El inglés, considerado el padre del utilitarismo, indicó que una acción correcta es aquella que maximiza la felicidad o utilidad total, por lo que algunas medidas económicas podrían ser diseñadas de manera que desincentiven comportamientos perjudiciales para la sociedad y, al mismo tiempo, fomenten conductas beneficiosas. De igual forma, es un impuesto de los llamados “pigouvianos”, cuyo nombre se debe a su creador, el economista inglés Arthur Pigou, que castiga un mal comportamiento como dañar la salud.

Sin embargo, del otro lado de la moneda, el IEPS es un impuesto inelástico, aquellos en los que un cambio en la tasa impositiva tiene poco o ningún efecto sobre la base imponible o bien que no importa que suban de precio o qué tan alto sea el gravamen a pagar para seguir consumiéndolos, como sucede con los cigarros y el alcohol.

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Por su parte, el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT) destacó que es un gravamen que tiene carácter extrafiscal porque su objetivo no es meramente recaudatorio, por lo que recomienda revisar periódicamente si ha cumplido con el propósito de combatir la obesidad.

Alimenta la inflación

La actualización de las cuotas del IEPS tuvo un impacto en los precios al consumidor.

Los pasteles, pastelillos y pan dulce empaquetado se encarecieron 59.6% de diciembre de 2018 al 15 de septiembre pasado, contra el alza de 43.1% que acumularon en el gobierno de Peña Nieto. El precio promedio de las papas fritas subió 54.7%, frente al aumento de 41.2% del sexenio pasado.

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