La dependencia de la Comisión Federal de Electricidad () al gas natural importado en su mayoría desde Estados Unidos aumentó en el último año, pues 45% de la energía ya se genera con base en ese combustible, de acuerdo con cifras de la empresa pública.

Sin embargo, se anticipa que en los próximos años las compras externas de ese energético serán todavía mayores.

Ese nivel de dependencia deja a México vulnerable a las fluctuaciones en precios internacionales y riesgos de suministro, ya sea por el cierre de ductos a causa de eventos climatológicos, o debido a decisiones políticas.

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Subordinación energética
Subordinación energética

Al cierre de septiembre pasado, del total de energía eléctrica generada por la CFE, 39.7% se produjo en plantas de ciclo combinado y 5% en plantas de turbogas. Seis años antes, la suma de la generación de esas dos tecnologías era de 42.1%.

Juan Acra, presidente del Consejo Mexicano de Energía (Comener), señaló que el gobierno debe trabajar para reducir la dependencia al gas de EU.

“Es un foco rojo tenemos que resolver, porque el venteo del gas que se quema [en Pemex] es una cantidad enorme. Debemos trabajar para que el gas asociado al crudo podamos entubarlo y utilizarlo para generar energía eléctrica”, expuso a EL UNIVERSAL.

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Sin embargo, los planes de la CFE están basados en un mayor aprovechamiento de este recurso, pues sus reportes destacan que la empresa tiene acceso a las cuencas de gas natural más competitivas a nivel mundial, que son las de Estados Unidos.

Incluso, la empresa tiene cinco proyectos en puerta en los que busca expandir la generación de electricidad con base en ese recurso.

Además, tiene un proyecto de 5 mil millones de dólares con TC Energía para la extensión de un gasoducto marino para transportar gas hasta el Istmo de Tehuantepec y la Península de Yucatán.

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Sin proyectos

Esta dependencia al gas estadounidense se fundamenta en que México no ha aumentado su producción, debido a que en los últimos 12 años no ha habido proyectos para este propósito.

Para Novani Maritza Clemente, especialista en midstream y downstream oil and gas, México se encuentra en una encrucijada energética, al enfrentar retos significativos por la dependencia del gas natural, ya que, según la Secretaría de Energía, 70% de lo que se consume México es de importación.

“La falta de inversión en infraestructura energética ya está generando rezagos en la capacidad de generación eléctrica y en la producción de hidrocarburos. Si no actuamos ahora, no sólo comprometemos el desarrollo económico del país, sino también nuestra capacidad para garantizar el suministro energético en el futuro”, advirtió.

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No obstante, el país ha aprovechado que la Unión Americana es la mayor productora del recurso a precios bajos y, aunque depende de los precios internacionales, estos se han reducido al grado de que los gastos operativos de la empresa que dirige Emilia Calleja Alor reportaron una disminución anual de 22.5% al cierre de septiembre.

“Sobre la apuesta que se tiene del gas natural, si el objetivo es bajar emisiones, el gas puede desplazar combustibles más sucios. También aporta flexibilidad a la red, pero no será suficiente para la transición energética”, dijo Víctor Ramírez, socio de la consultora P21Energía.

Y es que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum tiene el objetivo de que 45% de la electricidad se genere con fuentes limpias al cierre de 2030.

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A septiembre de este año, las cifras de la CFE indican que 32.2% de la energía era generada con tecnologías renovables: solar, eólica, geotermia, nuclear e hidroeléctrica.

Otro pendiente

Para José Buganza, director de la consultora Enegence, la política energética debe ser incluyente para lograr una transición acelerada por la complejidad en el desarrollo de infraestructura de generación y transmisión, así como por los altos niveles de inversión, que limitarán al Estado lograr la meta por sí solo.

“Es menester acelerar el paso con la colaboración público y privada, ya que la mayoría de proyectos de transmisión planteados por la administración anterior no se llevaron a cabo y retrasaron el desarrollo del sistema al menos hacia 2030-2031, lo que ha afectado al país, al restarle competitividad por no tener infraestructura que permita un suministro confiable a precios eficientes”, apuntó.

En la estrategia eléctrica nacional presentada recientemente por el gobierno, se reconocen los problemas de la CFE y se proyectaron recursos públicos entre 2024 y 2030 por 24 mil 400 millones de dólares, superiores a lo que se invirtió en el sexenio pasado.

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