Vale la pena ordenar los diagnósticos de las necesidades estratégicas que requiere el país a una semana de la entrada de la nueva administración.
A partir del 1 de diciembre, el costo político de las decisiones del nuevo gobierno recaerá en sí mismo y, como siempre, los costos en términos económicos y de seguridad recaerán en la población.
Debido al cambio de paradigma que funge como base del discurso del próximo gobierno, una infinidad de temas se encuentran en reposicionamiento en el debate público. En los primeros dos meses y medio de la actual legislatura del Senado, se han presentado 731 iniciativas de ley, lo que implica un aumento de cinco veces con respecto al mismo periodo de la XLII Legislatura, aquella que atestiguó la transición de gobierno en 2012.
Esta vorágine legislativa recuerda el dicho: “el que mucho abarca, poco aprieta”. En este sentido, es importante recordar que no debemos confundir los temas importantes con los urgentes.
Los destellos que brinden un reconocimiento rápido y popular de ciertos grupos parlamentarios podrían llevar a difuminar los esfuerzos para enfocar temas prioritarios en el desarrollo de largo plazo del país. Si bien es cierto que México requiere de una discusión seria en muchos temas centrales, también lo es que la misma demanda el mayor grado de seriedad, así como del respeto de las atribuciones institucionales de cada órgano y actor.
Las señales de la administración entrante en campos cruciales para el aumento de la competitividad del país han sido considerables.
Las presiones sobre los órganos autónomos en el ámbito energético para centralizar las decisiones sobre los mercados energéticos, la decisión de cancelar y llevar a cabo proyectos estratégicos de infraestructura, la concentración del combate a la delincuencia en la esfera militar, la diáspora de talento en la administración pública federal debido al tope de remuneraciones sin que quede claro cómo se va a fortalecer el servicio profesional de carrera, la iniciativa sobre comisiones bancarias, la autonomía del Banco de México, y, las reservas internacionales, han creado una gran incertidumbre.
Es momento de enfocar los esfuerzos del sector público y privado en torno a los retos políticos y económicos. En el ámbito internacional, la incertidumbre que generó las amenazas de una guerra comercial entre EU-China y el ambiente ríspido en las negociaciones del T-MEC causaron el desplome de 28% en la captación de IED en el tercer trimestre de 2018.
Los retos en cuanto a las reglas de origen que significará la entrada en vigor del T-MEC requerirá la instrumentación acelerada de políticas públicas y acciones de vinculación público-privadas para lograr un proceso de transferencia tecnológica acelerada, que incluya de manera exitosa las innovaciones de la I4.0 (Industria 4.0) y logre reposicionar la industria exportadora mexicana. Las políticas y propuestas para incentivar las estrategias de investigación, desarrollo e implementación científica e innovación no han sido abundantes en el discurso de la administración entrante.
Desde la perspectiva doméstica, el gran reto será la instrumentación del gasto público de manera responsable, con un enfoque que priorice las necesidades básicas y cruciales del país en temas como la educación, el desarrollo y modernización del campo, el fortalecimiento de la infraestructura logística y el combate a la pobreza.
Los actores públicos deben enfocarse no sólo en alcanzar un superávit primario, sino también en ejercer un gasto eficiente. El BID estimó que el retorno del gasto en inversión en México alcanza 40% por cada dólar gastado en obra pública en el mediano plazo, este retorno es de los más bajos en Latinoamérica.
Es necesario cerrar filas con la nueva administración; los actores deberemos apoyar el accionar del nuevo gobierno. Debemos trabajar en ejercitar nuestro papel de actores constructivos en cada paso de la siguiente administración. Los contrapesos relacionados con la solidez y respeto a las instituciones que hemos forjado por tantos años, también son un camino necesario que se debe transitar para garantizar el éxito de cualquier gobierno.
Vicepresidente de Consultores Internacionales S.C.