Iniciaron los carnavales y con la música, bailes y lentejuelas también bailan los números de alegría, ya que estos eventos son un motor que reactiva la economía.
Esta festividad que dicen que se remonta a más de 5 mil años genera empleos, ocupación hotelera, ventas en comercios y otros importantes ingresos por turismo.
Basta ver ejemplos como el de Río de Janeiro, en Brasil; el de Barranquilla, en Colombia, y en Venecia, Italia. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la industria de los carnavales produce ingresos por 124 mil millones de dólares al año en América Latina.
Son impulsores de la economía y pilares que generan comunidades a las que le dan valor agregado o el interés de organizaciones civiles. Tienen un impacto social porque generan oportunidades en el ecosistema de las industrias creativas.
Para Helga Flores Trejo, quien es especialista principal de Innovación y Creatividad en el BID, estas festividades representan más que lentejuelas, música y tradiciones, pues son una expresión del enorme potencial de las empresas creativas. “Cuando los gobiernos nacionales y locales apuestan por los carnavales y los promueven están mejorando su papel como motores de creatividad e innovación”.
De acuerdo con un reporte elaborado por el organismo, en el que se analiza lo que hay más allá de la celebración, se asegura que el carnaval genera riqueza.
Como muestra se expone el Carnaval de Barranquilla, reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial por ser el segundo más grande del mundo. Su importancia radica en que forma parte de las tradiciones familiares desde hace más de un siglo y es una gran fuente de ingresos.
Destaca que días antes del arranque del jolgorio se generan empleos temporales y permanentes para cientos de artesanos, músicos, coreógrafos locales y modistos.
En 2018 más de 2 mil 400 músicos y 852 grupos de baile participaron en este evento que se lleva a cabo antes de la Cuaresma, en el fin de semana previamente al miércoles de ceniza. Se organizan desfiles callejeros, festivales de música y fiestas que generaron una ocupación hotelera de 95% en Barranquilla, dejando ganancias de más de 18 millones de dólares en beneficio del sector de alimentos, comercio minorista y el turismo.
En este contexto, el tradicional carnaval de Veracruz por primera vez en su larga historia dio un paso en materia de transparencia y rendición de cuentas. Para darle seguimiento a los recursos privados y públicos que recibe para su realización, el Puerto de Veracruz adoptó una iniciativa de la organización Transparencia Mexicana.